Por Miguel Florentino Jiménez
Los ciudadanos dominicanos somos muy comunicadores, cuando estamos en una peluquería, salón de belleza o compartiendo con amigos y familiares, o en un transporte público, en fracción de segundos exponemos y damos a conocer nuestras vidas.
No importa las intimidades que sean, nosotros sencillamente, hablamos, esto nos hacer ser personas diferentes a las demás del resto del mundo.
De igual manera somos sabelo todo, opinamos sobre cualquier temas, nos creemos conocedores y dueños de la verdad absoluta. No existe un tema del cual podamos escuchar o aprender, somos genios en teología, en política, deportes, economía etc.
Donde somos muy flojos es en ejecutar y hacer, pero peor aún es que criticamos a las personas que tienen la iniciativa de dar un paso al frente y quieren ser la diferencia.
Cambiar de actitud y corregir los hábitos no es tarea fácil pero tampoco es imposible. Estoy conciente que como sociedad tenemos muchos retos por delante, especialmente en formar y crear ciudadanos con valores, que se comporten con empatía y que mejoren la convivencia entre nuestras comunidades, especialmente que seamos más tolerantes con los demás.
Debemos utilizar la cortesía como una herramienta cotidiana de convivencia, que la prepotencia y la soberbia no sean nuestra carta de presentación pues son actitudes que nos hacen ver como personas indeseadas.
Estamos conscientes que es muy difícil que personas adultas modifiquen su aptitud de repente, pero si se puede, debemos trabajar con la juventud y los niños para ir preparando ciudadanos muy diferentes a los que hoy tenemos, pues nuestra sociedad aveces se siente invivible.
El autor es: Abogado, articulista y comentarista de radio y televisión
*