Por Juan Tomás Valenzuela
Se le ha volteado la torta
a la hermosa Nuria Piera,
en la que un truhán de tercera
le aprieta la vena orta.
Y aunque a ella no le importa
lo que se pueda decir,
es factible deducir
que detrás de sus conquistas,
una conducta anarquista
es lo que logra exhibir.
El proverbial el listado
de profesiones fantasmas,
con las que Nuria, entusiasma
a un público desquiciado.
Son norma sus enunciados
sobre falsos ingenieros,
abogados aguajeros
y médicos desprovistos
del más mínimo registro
que lo hagan merecidero.
Psicólogos, profesores,
estilitas y abogados,
economistas, letrados,
y ministros bandoleros,
hasta insignes peloteros
que falsifican sus actas,
que aunque son autodidactas
en los oficios que asumen,
son muchos los que consumen
que su verdá es ipso facta.
Pero entre toda la gama
de los que asumen un rol
en que no hubo profesor
que les dé prestigio y fama,
está esta terrible dama
qué, sin el menor pudor,
con un dedo inquisidor
que está ambarrado de mierda,
decide quiénes concuerdan
al título de impostor.
Juan de los Palotes
11 junio 2023