Por Washington Cabello
(LA PAZ, Bolivia).- El mundo está en una condición de que yá no se le puede tener confianza a nadie, sea particular o miembro de alguna institución. Pues el problema en sí no son las instituciones, sino que los delincuentes aprovechan y se enganchan a lo que sea para cometer sus fechorías, sobre todo a instituciones deportivas y religiosas, donde la gran mayoría deja con confianza asistir a sus hijos, y es ahí donde estriba el peligro.
Conocemos innumerable reminiscencias de satánicos depredadores que aprovechando la oportunidad de arremeter contra niños y mujeres, se engancharon a religiosos, y en este caso, un depredador niños de este país, enganchado a entrenador de fútbol.
El caso data de varios meses, pero es menester refrescarlo para que usted se mantenga atento a con quien se juntan sus niños y a donde van -sin importar el lugar o institución- quien los esta atendiendo.
El corruptor de menores fue apresado en Bolivia, tras un padre de familia de uno de los niños denunciar que su hijo recibía fotografías de las partes íntimas de su entrenador de fútbol.
Al escudriñar en el celular del delincuente, fueron encontrados vídeos pornográficos caseros que involucraban a niños y con sus alumnos menores de edad, filmaciones que enviaba a un grupo de WhatsApp, en el que uno de los participantes radica en España, con el cual intercambiaba material pornográfico.
La información fue sumunistrada por Napoleón Espejos, jefe de la división de Trata y Tráfico de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen de Bolivia, quien agregó que el depredador de 47 años de edad, estaba a cargo de las ligas de 8 a 14 años de distintas escuelas de fútbol en la ciudad oriental de Santa Cruz.
Agrega que se han identificado tres víctimas que asistían a esas escuelas de fútbol y aparecen en esas filmaciones, las que están siendo evaluadas por la Defensoría de la Niñez. También que se les ha informado a los padres de los niños con la finalidad de conocer si existen otros casos.
Relata que el criminal identificaba a los niños que tenían problemas familiares para acercarse a ellos (los más vulnerables), los reclutaba, los llevaba a su casa, les ofrecía dinero para que hicieran lo que él quería y los filmaba teniendo relaciones sexuales entre ellos o con él.
Aún está en investigación si los vídeos eran comercializados y si se trata de una red de pornografía infantil, dijo finalmente Espejos.
El código penal de Bolivia, establece penas de prisión de entre 10 y 15 años a quienes induzcan o faciliten la realización de actos sexuales o de exhibicionismo corporal con el objeto de grabarlos, exhibirlos o difundirlos por medios electrónicos contra la voluntad de las víctimas.
Esas penas pueden aumentar en un tercio cuando se dé el agravante de que la víctima sea menor de edad o tenga alguna discapacidad.
Con información de EFE
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