Por Arturo Martínez Moya
El Banco Central redujo los intereses, la de política monetaria en 50 puntos básicos, de 6.25% a 5.75%; la que paga a los bancos comerciales para guardarle liquidez sobrante, la “overnight”, a 4.25% anual, y a 7.25% anual la que los bancos comerciales pagan al Banco Central cuando están en apuros, se refinancian, reciben liquidez y se desprenden de activos, lo que llaman “repos”, que es la compra de títulos con pactos de retroventa. Para mí la más importante, porque si es muy baja es un incentivo para que los bancos corran riesgos y presten, lo contrario si es muy alta, es la que controla la oferta monetaria.
Por tres razones la decisión fue correcta: a) Porque los intereses internacionales están bajos y se estima que seguirán así por un buen tiempo, aunque la política monetaria de los Estados Unidos ande por un camino, amenazan con aumentar los intereses este año, y la de Europa por otro, prometen mantenerlos bajos durante dos años. El rendimiento de los bonos está por el suelo, hasta el punto de que ahorristas han pagado a Alemania y a otros países europeos para que tomen dinero prestado, sin precedente en la historia económica mundial del siglo XX; b) Porque los precios a febrero, con relación al mismo mes de 2014, crecieron 1.02%, con proyección de 3% para 2015, por debajo de lo esperado, lo que está relacionado con la caída del petróleo.
Los menores precios son buenas noticias para los que hacen su compra diaria, pero se quiere que la inflación oscile entre 3% y 5%, para que no haya ganadores ni perdedores entre consumidores y ahorradores. Ganan los primeros y pierden los segundos si los precios crecen por debajo de 3%, lo contrario si supera 5%. La inflación por debajo de lo programado es mala para la deuda del gobierno, empresa y familia, la aumenta en términos reales; y c) Porque los bancos comerciales subieron más de la cuenta el interés por préstamos comerciales e hipotecarios, cobran una alta tasa de interés activa real, lo que podría dificultar el pago de la deuda en pesos.
Por los tres motivos combinados se reducen los intereses, pero lo determinante fue la inflación, lo que llamo causa de causas. Heródoto, el padre de la historia, definió la ciencia como el estudio de causas, en economía es lo mismo, no solo importan los hechos, también el porqué. El Banco Central mueve la tasa de política monetaria y las demás cuando sucede una de estas dos cosas: la inflación se sale de límites preestablecidos o el crecimiento del PIB no es el esperado. No fue por lo último o como dicen los técnicos por “brecha” de producto, que calculan por diferencia entre crecimiento del PIB registrado y el “potencial”. Este último no se observa, es una construcción teórica, algunos lo estiman en 6%, que como se parece al crecimiento del PIB de 6.6% en enero, descarta que sea la razón de la reducción de los intereses.
En síntesis, básicamente por la baja inflación se reducen los intereses, que sumado a la caída del petróleo, deberá aumentar el salario real del trabajador y su consumo.