Por Washington Cabello
(Juan Carlos Pérez SalazarHayFestivalMéxico@BBCMundo).- El Premio Nobel de la Paz en 1987, Oscar Arias no ve lo ocurrido en los últimos años con mucha esperanza, y asegura en América Latina: «Son más las cosas malas que las buenas».
En poco más de 30 años, América Latina ha visto un cambio como pocas regiones del mundo: a principios de los años 80, el 90% de los gobiernos de la región eran regímenes militares. Hoy, la proporción se ha invertido por completo. Más del 90% son democracias.
Esto se debe, en no poca medida, al costarricence Oscar Rafael de Jesús Arias Sánchez.
El dos veces presidente de su país recibió el Premio Nobel de la Paz en 1987 gracias a sus esfuerzos para lograr la paz en Centroamérica, la cual se consolidó hacia principios de los 90. Desde entonces, tanto por sus esfuerzos por lograr que cesen los conflictos como por combatir el tráfico de armas le han garantizado un lugar en la historia de América Latina.
A pesar de ver en su vida más cambios de los que el más optimista de los estadistas podría prever (con dos de los últimos rezagos de la Guerra Fría en la región, el prolongado enfrentamiento entre Cuba y Estados Unidos y el conflicto armado en Colombia, a punto de solucionarse), Oscar Arias no es muy optimista sobre lo que ocurre con América Latina.
Y eso se hizo evidente desde la primera pregunta que le hicimos en el marco delHayFestivalMéxico@BBCMundo, ( que pueden seguir haciendo click aquí):
¿Que si no era notable el cambio en la región en las últimas tres décadas en términos políticos?.
«La verdad es que uno siempre ha esperado pasar la página de las dictaduras militares de Centro y Suramérica. Tuvimos éxito en ese sentido, aunque no nos confundamos: hoy tenemos regímenes que llegan al poder por medio de elecciones, algunas libres, otras más o menos libres, pero una vez en el poder los presidentes borran la separación de poderes que existen en todas las democracias desde Montesquieu.
Se apoderan del poder Judicial, Electoral, cierran medios de comunicación. Entonces esa democracia liberal deja de serlo.
Luego modifican la constitución para reelegirse de manera inmediata.
Y eso lo tenemos en muchos de nuestros países. O sea que «no podemos alegrarnos completamente de que dejamos los gobiernos autoritarios atrás».
¿A cuales países se refiere?
Evidentemente el país que más ha hecho esto es Venezuela. Hasta el punto de que es un país quebrado, de que los cubanos que están en Caracas son en buena parte los que están gobernando. Es un país con un desabastecimiento como nunca en la historia de América Latina.
Con una inflación como la que tuvieron algunos países en los 80… Es un país con un apoyo al gobierno del 20% y no sabemos si va a ganar o perder en las elecciones legislativas de diciembre.
Es evidente que con ese apoyo popular tiene que perder, pero en Venezuela ya nos ha dado varios sustos.
Estamos hablando del mejor ejemplo, pero hay otros parecidos. Ahora: hay que recordar que en el 2009 hubo un golpe de Estado en Honduras.
A pedido de las dos partes hice un esfuerzo muy grande de mediación, intenté que se restableciera el orden constitucional y retornara Manuel Zelaya como presidente del país. Eso no fue aceptado.
O sea que hemos tenido un período largo de democracia que se ha ido consolidando, pero también vimos revertirse ese proceso en Honduras.
Algo que también persiste son los líderes autoritarios. Octavio Paz decía que la única contribución de América Latina a la historia del pensamiento político era la figura del caudillo. Hugo Chávez, Alvaro Uribe, Evo Morales…
¿Por qué no hemos podido en América Latina superar estas figuras mesiánicas y apostarle más a procesos?
Porque no hemos construido democracias verdaderamente liberales, como la inglesa, la norteamericana. O la francesa. Y por otro lado somos muy dados a permitir el nacimiento de estos líderes populistas, demagogos, que juegan con los sentimientos del pueblo, que ofrecen cosas irrealizables y que luego no se les puede quitar porque las elecciones no son necesariamente transparentes.
Y han sustituido la institucionalidad por consultas populares cuando saben que pueden manipular a la opinión pública y conseguir el apoyo de nuestros pueblos.
Continuará…