Por Sin Reservas
Estamos sufriendo en todo el ámbito mundial las fechorías, la masacre y las torturas del psicópata de Rusia, Vladímir Putin, pero de ahí a hacerle el coro a otro sin moral para pasar factura, es un acto de plegarse, por tanto mantenemos que esa vaina de estar dando mitín con celebración de «independencia» es improcedente, pues no somos independiente ni de Haití.
Todas las informaciones recabadas dan como resultado que no existe nada que justifique lo que están haciendo con el empresario de Rusia, Dmitri Kamenshchik y su yate Flying Fox.
La revista Forbes señala que el yate de recreo es uno de los más lujosos del mundo, y que su propiestario, también es dueño del aeropuerto Domodedovo de Moscú, considerado como el segundo más concurrido de Rusia y que en el año 2017 tuvo más de 30,7 millones de visitas. Agrega que Kamenshchik, de 53 años, no está casado, y que hasta el 4 de marzo del año 2022 su fortuna era valorada en 2 billones de dólares.
Su año más prospero fue el 2015, cuando logró tener más de 3,8 billones de dólares, de acuerdo con Forbes.
Se ha sabido que las autoridades de los Estados Unidos, no pudieron actuar mientras este se encontraba en su territorio, ya que no importa que esté ocurriendo, pues para incursionar en la nave había que emanar una autorización u orden de un juez y eso toma tiempo para llenar los requisitos que mandan las leyes estadounidense.
Entonces los jefes de la República Dominicana, los Estados Unidos, lo persiguen hasta este país y agentes de Investigaciones de Seguridad Nacional en compañía de dominicanos, lo violan penetrando en este el 25 de marzo pasado, con solo informarlo o solicitarlo a sus títeres en el país y no conforme el Ministerio Público dominicano lo acompaña en una segunda incursión, donde no han ofrecido ninguna información, ni los datos registrados anterior dan muestra para razonar las acciones.
En la segunda incursión se dijo habían funcionarios de la Dirección General de Aduanas con artefactos de rayos X, acompañado de los agentes estadounidenses y oficiales de las diferentes agencias de investigación del Estado y las Fuerzas Armadas Dominicanas, pero no se han ofrecido informes al respecto ni le han permitido el acceso a la prensa.
El Flying Fox permanece en el país desde el 21 de marzo pasado, retenido en el Puerto Sans Soucí, de Santo Domingo, ya que no pudo atracar en La Romana, donde era su destino, por no tener ese puerto calado, desde donde pretendía zarpar el lunes antespasado, pero fue impedido por las autoridades a petición del gobierno de los Estados Unidos. Y supuestamente está bajo estricta vigilancia de las «autoridades locales».
La requisa supuestamente obedece a una investigación por alegado tráfico de armas y lavado de activos a escala internacional, señala un comunicado.
El MP indica que la orden para allanar la embarcación fue solicitada en virtud de una “cooperación jurídica formal”, que hizo Estados Unidos, basado en acuerdos internacionales de lucha contra el crimen y el delito, suscrito por ambas naciones.
El yate, valorado en más de 400 millones de dólares, mide 136 metros de eslora y una manga de 22,5 metros, cuenta con once cabinas, un helipuerto, una piscina de doce metros, un spa de dos pisos y 400 metros cuadrados, entre otras condiciones y su alquiler tiene una tarifa mínima de 3,5 millones de dólares semanales.
Se ha informado que tras la invasión y la masacre de Rusia contra Ucrania, los Estados Unidos, aprobó sanciones que afectan a empresarios cercanos al presidente ruso, Vladímir Putin, algunos dueños de lujosas embarcaciones.
El dueño del lujoso yate “Flying Fox”, Dmitry Kamenshchik, fue arrestado por las autoridades rusas en el año 2016 durante investigaciones vinculadas a un ataque terrorista (explosión) ocurrida en su aeropuerto, donde murieron 37 personas.
Tras el hecho ocurrido en enero del año 2011, el entonces primer ministro ruso Vladimir Putin (2008-2012), dijo a la prensa que el crimen en el aeropuerto Domodedovo, presidido por Kamenshchik, era “abominable” y prometió venganza, informó la agencia Reuters.
Cinco años después, el gobierno informó el arresto domiciliario del magnate ruso Dmitry Kamenshchik quien “enfrentaba cargos por prestar servicios que no cumplieron con los requisitos de seguridad y provocaron la muerte de varias personas”.
De acuerdo con la BBC, el arresto se produjo «en el contexto de los intentos de larga data del Estado de adquirir una participación en el Aeropuerto Domodedovo», según informó el 19 de febrero de 2016 el reportero Oleg Boldyrev, de la BBC desde Moscú, quien también declaró que Kamenshchik, rechazaba la venta.
Sin embargo, Kamenshchik se desvinculó de los cargos y dijo que el caso criminal no tenía que ver con conflictos con el gobierno ruso.
«No tengo miedo porque sé que tengo la verdad», dijo en ese entonces a periodistas, de acuerdo con agencias internacionales.
De acuerdo con el Portavoz del comité de Investigación de Rusia de la época, el fenecido Vladimir Markin, Kamenshchik habría introducido un nuevo sistema de inspección en el aeropuerto lo que hizo que fuera más vulnerable a ataques.
Luego el crimen se lo atribuyeron rebeldes chechenos quienes se inmolaron en el área de llegadas internacionales.
El 1º de julio del año 2016, casi cinco meses luego de su arresto domiciliario, una corte de Moscú ordenó la libertad de Kamenshchik.
El periódico de economía Bloomberg, indica que Kamenshchik, estudió una maestría en Artes en la Universidad Estatal de Moscú, Rusia.
Para 1992, estudiaba Filosofía y ese mismo año se adentró en los negocios cuando tomó un viaje de Moscú a China, para transportar mercancías, según reseña Forbes.
Su nombre ha aparecido en tres ocasiones en la lista de las personas más ricas del mundo de la revista Forbes. La primera vez en el 2011 con el puesto 1,057; para el 2012 estuvo en el 1,153 y la última vez en 2013 cuando se encontraba en la posición 1,342. En la actualidad está en el número 1,750 de los más ricos del mundo.
Dos años después de su detención, su nombre fue mencionado en una lista desclasificada lanzada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, durante el gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021).
El 29 de enero del año 2018 el organismo estatal identificó 96 personas descritas como “Oligarcas rusos” quienes, de acuerdo con fuentes públicas, poseían un patrimonio superior a un billón de dólares.
En la lista también fueron mencionados 114 líderes políticos del gobierno de Putin, incluidos ministros, procuradores, directores y ejecutivos rusos.
«Como requiere la sección 241 del CAATSA, el Departamento del Tesoro provee un reporte desclasificado de una lista de figuras políticas extranjeras importantes y oligarcas de la Federación de Rusia, que determina la cercanía con el régimen ruso y su patrimonio. Para los propósitos de esta porción del reporte, fue hecho basado en el criterio objetivo relacionado con las posiciones oficiales de individuos como figuras políticas antiguas o el patrimonio de un billón de dólares o más de oligarcas», dice el documento.
Sin embargo, el reporte específica que fue realizado como respuesta a la sección 241 de la Ley estadounidense para contrarrestar a adversarios a través de sanciones (CAATSA, por sus siglas en inglés). Y que por ende no era una lista de sanciones ni se debía interpretar que los mencionados dentro de esta serían sancionados.
Asimismo, el departamento señaló que la lista no indicaba que los mencionados estuvieran envueltos en actos delictivos y que solo los nombres que iban acompañados de un asterisco podrían ser sancionados bajo las leyes. El de Kamenshchik no fue resaltado.
Imagen cortesía de: Getty Images
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