Por Washington Cabello
(MANAGUA, Nicaragua).- Desde que el pueblo nicaragüense, se hartó de la crisis provocada por un regimen dictatorial de once años de abusos y corrupción, y decidió tirarse a las calles el 18 de abril pasado, han transcurridos 56 días. Desde entonces al Daniel Ortega, verse acorralado y sin salida optó por una voraz represión.
Al día de hoy suman 146 la lista de asesinatos, que Ortega, ordenó utilizando policías y civiles armados con fusiles rusos AK-47, contra los jóvenes que protagonizan las protestas.
Esta lista podría aumentar porque continúan los ataques en contra de la población, realizados por la Policía y fuerzas de choque oficialistas, conocidas como «turbas».
El obispo Silvio Báez, advirtió que los actos represivos del gobierno contra la población alejan más al presidente Ortega de la realidad del país.
«El jueves, en el encuentro con la Conferencia Episcopal de Nicaragua le dije al presidente Ortega, que usando solo el lenguaje de la represión en Nicaragua, se aleja cada vez más de la realidad, agrava la crisis política y el dolor del pueblo, y se esfuerza en destruir el diálogo nacional», publicó Báez en sus redes sociales.
Mientras que el ex comandante de la revolución sandinista, Luis Carrión Cruz, dijo que Ortega quiere tener a los nicaragüenses «rehenes mediante el terror».
Escribió en Twitter, Carrión Cruz, ahora disidente del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional, lo siguiente:
«Ortega quiere tenernos a todos de rehenes mediante el terror, su mensaje es: si quieren que cese la violencia, ríndanse; si quieren caminar tranquilos por las calles, ríndanse; si no quieren más saqueos, ríndanse. Ríndanse que yo soy su amo y señor. Que se rinda tu madre».
Lo que colmó la copa fueron las fallidas reformas a la seguridad social, por las que se exige la renuncia de Ortega,. Ahora los manifestantes paralizaron la capital, levantando barricadas, bloqueando calles y hubo tiroteos y detonaciones de morteros.
Asimismo una coalisión de la ciudad colonial de León, a 97 kilómetros al noroeste de Managua, al noroeste de Nicaragua, auspiciada por la Articulación Leonesa de la Sociedad Civil, que aglutina a estudiantes, trabajadores, empresarios, profesionales, comerciantes, transportistas, entre otros, ha convocado a un paro general de 24 horas, en protesta contra el gobierno.
La Policía Nacional y las fuerzas «parapoliciales» atacaron a campesinos en Las Maderas, al norte de Managua, que mantenían bloqueada la carretera en protesta contra Ortega.
En el barrio San José Oriental, criminales asesinaron un policía e hirieron otro, que se encontrabab patrullando. También fue asaltada la estación de Policía del municipio de Mulukukú, en la Región Autónoma Caribe Norte, muriendo dos policías.
Ante toda esta situación el dictador solo aumenta la represión y se mantiene «mudo, sordo y ciego».