Por Ramón Colombo
Es urgente revisar el Código Penal para insertarle un nuevo capítulo: el de la delincuencia periodística pagada, que no tiene atenuantes en ninguna de sus variadas prácticas: el sicariato periodístico (destruir honras por encargo); las complicidades periodísticas (que se practican lo mismo con palabras que con silencios); el caliesaje periodístico (el sospecho acceso privilegiado a fuentes militares y policiales para fines difamatorios) y la necrofagia periodística (acabar con un muerto que, por tanto, no puede defenderse).