Por Juan Tomás Valenzuela
Eso de ensuciar al muerto
pa’limpiar al sospechoso,
es un acto bochornoso
de un gobierno deshonesto.
Es un vulgar desacierto
de Olga Diná Llavería,
salir con esta falsía
del recurso del chantaje,
solo pa’ajustarle el traje
a toda esa cofradía.
El prestigioso abogado
indagaba una exclusiva,
en la que el tal Manuel Rivas
se hacía reo de peculado.
El hombre había desfalcado,
según investigaciones,
a través de operaciones
compras y ventas dudosas,
al negocio de la OMSA
y había ganado millones.
Dicen que supuestamente
(eso no se ha demostrado)
el prestigioso abogado
le estaba clavando el diente
al flamante dirigente
y ex candidato morado,
que tenía destartalado
los talleres de la empresa
y para salirse de esa,
es que lo habían secuestrado.
Ahora, una rueda de prensa
de manera apresurada,
dan una buena coartada
para usarla de defensa.
Invitan toda la prensa
pa’decir que el abogado
estaba desesperado
y que recurrió al chantaje
y que por su tigueraje
es que fué ejecutado.
Yuniol Ramirez Ferrera
fue asesinado dos veces,
primero por los calieses,
y ahora por flojera
de una justicia embustera,
que para nadie es extraño,
que solo se preste a engaño
contra el pueblo opositor
y obra sin ningún pudor,
siempre dispuesta a hacer daño.
15 octubre 2017