Por Sin Reservas
Muchas personas, algunos entendidos en la materia, ven con sospechas el accionar de este asesino antes los restos de su víctima y ven como posible que se trate de un caso de venta de órganos humanos, por lo que han pedido a las autoridades profundizar las investigaciones.
El maricón Francisco Javier García Quezada, alias «Anthony», de 32 años de edad, al ser apresado por el crimen de Jesús María Cuevas, no solo se declaró homosexual, sino que dijo que asesinó a Cuevas, para no pagarle un dinero que le había prestado.
Cuevas, fue reportado desaparecido el día 6 del pasado mes de octubre, y descubierto asesinado y escuartizado ayer. La cabeza estaba dentro de una olla y los demás restos en un tanque con hielo, que reveló el asesino era para evitar la descomposición y descubrimiento. Y esto precisamente lo que les trae sospecha a muchos, ya que aseguran es el accionar de los traficantes de órganos.
Con esta macabra situación convivió este maldito por casi un mes y en compañía de un hijo menor.
Sobre la deuda, un hermano de la víctima, de nombre Ariel Cuevas, dio como posible que sea el movil del crimen de su hermano Jesús. Y que alias «Anthony», trabajaba con su hermano desde hace seis años.
Se han dado varias sumas de la posible deuda, por una parte 10 mil pesos y por otra 100 mil.
Ariel también indicó que la muerte de su hermano se habría producido el mismo 6 de octubre, por lo que su matador habría permanecido con el cuerpo casi un mes.
En el lugar del hallazgo, la vivienda del macabro personaje, se encontraron cuchillos, seguetas, martillos y otros utensilios que son analizados por las autoridades para determinar si fueron utilizados en el crimen.
Algunos vecinos revelaron que en la casa de Francisco Javier García Quezada, alias Antony, hace un tiempo escucharon una fuerte discusión en un apartamento de un tercer piso, que vivía junto a su hijo desde hace poco más de un año cuando se separó de su pareja, ubicado en la calle tercera del sector San José, del kilómetro 7 de la Carretera Sánchez.
Relataron que percibieron un hedor desde la casa del matador, que pensaron se trataba de ratones muertos o que el pozo séptico estaba a máxima capacidad por lo que precedieron a limpiarlo; pero no desapreció el mal olor.
También cuentan que Francisco Javier, acostumbraba a recibir visitas de los niños del barrio porque tenía videojuegos, y que últimamente las restringió y a los pocos que dejaba entrar a su vivienda les prohibía el paso al baño y a una habitación que tenía cerrada con llave.
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