Por Washington Cabello
(WASHINGTON, D.C., Estados Unidos; De: CNN).- La prohibición de entrada a los Estados Unidos, dispuesta por el presidente Donald Trump, mediante una orden ejecutiva, ha desatado un gran movimiento de protestas que se extiende ya a grandes ciudades del país.
La prohibición de visado afecta a ciudadanos de siete naciones mayoritariamente musulmanas.
La resistencia está ofreciendo una vista previa de la dinámica de la presidencia de Trump: pone a prueba la fuerza de la oposición y su durabilidad, las capacidades de gestión de crisis de la Casa Blanca y la voluntad de los republicanos para soportar la polémica que acompaña a los esfuerzos de Trump para cumplir con sus promesas de campaña. La prohibición de Trump también encuentra resistencia en gente de su propio partido
Historias de estudiantes, figuras públicas e incluso un traductor militar que repentinamente no está claro si pueden entrar a Estados Unidos están incendiando las redes sociales.
Todo surge mientras el gobierno naciente de Trump entra en un período crítico, ya que el presidente sigue buscando la confirmación del Senado para la mayoría de sus nominados al gabinete.
Multitudes de manifestantes se reunieron en los aeropuertos de todo Estados Unidos, con pancartas de bienvenida en las terminales de llegadas internacionales y coreando consignas contra Trump.
El segundo fin de semana de la presidencia de Trump, fue también el segundo fin de semana consecutivo de protestas masivas, siguiendo los pasos de las marchas de mujeres en Washington y ciudades de todo el mundo.
Las protestas se extendieron más allá de los aeropuertos. Una multitud de personas se concentraron ayer por la tarde frente a la Casa Blanca. Multitudes también se formaban en la plaza Copley de Boston, en Battery Park en Manhattan y en los aeropuertos de Atlanta, Los Ángeles, Washington y Dallas.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ordenó a la Autoridad de Puertos de Nueva York y Nueva Jersey revertir una decisión que restringía el acceso al AirTran al aeropuerto JFK a pasajeros con billetes y empleados del aeropuerto.
También instruyó a la policía estatal y a la Autoridad Metropolitana de Transporte ayudar con la seguridad y transporte de los manifestantes.
«Se escucharán las voces de la gente de Nueva York», dijo Cuomo.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, publicó una serie de tuits calificando el decreto de Trump como «vergonzoso» y «simplemente antiestadounidense». Más tarde tuiteó una foto de manifestantes el domingo en Battery Park, diciendo: «Hay algo más importante y poderoso que las tres ramas del gobierno. Ustedes – el pueblo #BatteryPark…»
El gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, se unió a los manifestantes en el aeropuerto internacional de Dulles cerca de Washington.
«Este decreto es la antítesis de los valores que hacen grande a Estados Unidos, y hará a nuestro país menos seguro», dijo en un comunicado.
El presidente Trump emitió un comunicado en defensa de su prohibición el domingo por la noche, y al mismo tiempo atacó a dos senadores republicanos que se opusieron a él y a los medios de comunicación por su cobertura sobre el decreto.
«Estados Unidos siempre ha sido la tierra de los libres y los valientes», escribió. «La mantendremos libre y la mantendremos segura, como los medios saben, pero se niegan a mencionar».
Respondió a las críticas que sugieren que el decreto equivale al «veto musulmán» que propuso como candidato.
«Para ser claros, esto no es un veto a los musulmanes, como los medios ha reportado falsamente», escribió. «No se trata de religión -se trata de terrorismo y de mantener a nuestra nación segura».
Una jueza federal de Nueva York bloqueó parte del decreto de Trump el sábado, al dictaminar una suspensión de emergencia para los ciudadanos de los siete países afectados por el decreto que ya hayan llegado a Estados Unidos y para aquellos que estén viajando y cuenten con visas válidas. La jueza dijo que estas personas no podrían ser sacadas de Estados Unidos, lo que contradice el decreto de Trump.
«Existe un riesgo inminente de que, sin la suspensión, haya un daño sustancial e irreparable a refugiados, titulares de visas y otros individuos de naciones sujetas al decreto del 27 de enero de 2017», dice la orden de la jueza de distrito, Ann Donnelly.
La orden de la jueza no necesariamente significa que las personas detenidas en los aeropuertos serán inmediatamente liberadas, dijo Zachary Manfredi, de la Clínica de Yale para Trabajadores y Derechos de los Inmigrantes, que ayudó a redactar la solicitud de la suspensión de emergencia.
Dieciséis procuradores generales demócratas emitieron una declaración conjunta calificando el movimiento de Trump como «inconstitucional, antiestadounidense e ilegal» y prometieron luchar contra él en los tribunales.
Además, se dieron estas medidas:
- Un tribunal federal en el estado de Washington emitió una suspensión que prohíbe que los viajeros detenidos allí sean enviados a sus países de origen.
- Una corte federal en Virginia emitió una orden de restricción temporal por la que un grupo de entre 50 y 60 residentes permanentes que regresan de viajes al exterior deberán tener acceso a abogados mientras permanecen detenidos en el aeropuerto internacional Dulles y que dichos residentes no podrán ser sacados del país en un periodo de siete días
- Jueces federales en Boston ordenaron el domingo por la mañana que agentes no puede detener a una persona con base en el decreto de Trump.
Esta orden se dictó luego de que la organización defensora de los derechos humanos ACLU de Massachusetts levantara una demanda solicitando la liberación de dos profesores asociados de la Universidad de Massachusetts-Dartmouth, ambos ciudadanos iraníes con residencia permanente en Estados Unidos.
El Departamento de Seguridad Nacional dijo el domingo que cumpliría con las órdenes judiciales de no deportar a los viajeros detenidos.
En una declaración conjunta, el senador por Arizona, John McCain y el senador por Carolina del Sur, Lindsey Graham, dijeron ayer que el decreto de Trump era una «herida auto-infligida en la lucha contra el terrorismo».
«Este decreto envía una señal, intencional o no, de que Estados Unidos no quiere que los musulmanes lleguen a nuestro país. Por eso tememos que este decreto pueda hacer más por ayudar a la captación de terroristas que por mejorar nuestra seguridad», dijeron ambos.
Trump arremetió contra McCain y Graham en una respuesta en Twitter: «La declaración conjunta de los ex-candidatos presidenciales John McCain y Lindsey Graham está mal – son tristemente débiles sobre inmigración. Los dos senadores deben enfocar sus energías en ISIS, la inmigración ilegal y la seguridad de las fronteras en lugar de siempre buscar el inicio de la Tercera Guerra Mundial «.
Otros republicanos fueron igualmente críticos con su decreto
El representante por Texas, Will Hurd, lo llamó «la última exhibición de desconfianza». El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado Bob Corker, republicano por Tennessee, dijo que el decreto «ha sido mal aplicado, especialmente con respecto a los titulares de la ‘green card'».
«Este fue un programa de veto extremo que no fue vetado adecuadamente», dijo el senador Rob Portman, republicano por Ohio, a Jake Tapper en State of the Union, de CNN,.
Crónica de: Eric Bradner
Imagen destacada: difusionlibre.com; Protesta en Boston