Por Ricardo Bustos
A nadie escapa que un ciudadano con dos dedos de frente y sentimientos lógicos, apoyaría las medidas conducentes para brindar ayuda a los mas necesitados. Desde esa óptica somos todos «casi hermanos» porque padecemos las mismas calamidades con gobiernos que en esta parte del planeta han desarrollado políticas de salud que no conducen a ninguna mejora en el sistema, todo lo contrario, cada día son mas grandes los presupuestos y mas pequeños los resultados de esas inversiones.
Es cierto que se han construido hospitales, pero quedan reducidos a «cajas de cartón» en donde solo se encuentran muchos mobiliarios pero poco personal e instrumental para las prácticas y en la mayoría de los casos la política está mas presente que la medicina.
Para tomar un caso testigo solamente y no porque sea la Provincia un mal ejemplo al respecto porque su pueblo no tiene la culpa, nos enteramos que el nuevo responsable del PAMI Delegación Formosa, ha encontrado documentación que certifica la prestación de servicios de salud por parte de la obra social de los jubilados argentinos a mas de 3.500 ciudadanos paraguayos, quienes cruzan a diario desde su país para hacerse atender en hospitales de nuestro país y utilizando medicamentos que adquieren con descuentos en farmacias argentinas.
No es de extrañar que lo propio ocurra con ciudadanos que cruzan a diario la frontera con Bolivia.
Debe ser grave el tema porque las autoridades del PAMI ya iniciaron acciones para analizar los casos con los abogados de la institución.Como no podía ser de otra manera, cuando algún Delegado regional consulta en la sede central del PAMI en Capital Federal le responden que el problema no es de ellos y que los pagos se hicieron para que las farmacias puedan continuar brindando el servicio como corresponde a pesar de la gran demanda que existe en algunas zonas fronterizas(?). Es decir que este tema ya era conocido por lugareños y foráneos y nadie hizo nada para cambiarlo.
Los ciudadanos paraguayos que viven en las zonas limítrofes, cruzan el río para venir a los hospitales y las farmacias, pero existen argentinos que deben recorrer mas de 200 kilómetros para comprar insulina y ese no es un tema nuevo, ahora solo se está ventilando la situación porque desde el «poder» ya no se puede controlar la mentira.
Esta situación me recuerda los días en que tuvimos que ir a votar. Por un cambio de domicilio que no había realizado en tiempo y forma, durante los tres sufragios que realizamos en el año 2015, viajé casi 1000 km. en cada uno de ellos. En uno de esos viajes, mientras circulábamos por la ruta nacional Nº 12 desde Corrientes a Posadas, escuchábamos la Emisora de Radio Provincia Corrientes (privada) y un cronista destacado en el móvil, informaba a los conductores en estudio que todo se estaba desarrollando con absoluta normalidad y las lanchas traían como es costumbre, a los ciudadanos paraguayos que venían a votar a la Provincia de Corrientes toda vez que hay elecciones.
Obviamente, toda esa gente cobra planes y pensiones y son los mismos que todos los meses vemos en las colas del Banco Nación o en los hospitales y farmacias. Existe una gran diferencia de criterio y trato que se brinda al extranjero en los diferentes países latinoamericanos.
Recuerdo cuando vivía en Uruguay, era un continuo peregrinar por oficinas del Estado para justificar mi permanencia a pesar de tener un trabajo fijo y con todas las normas constitucionales respetadas como ciudadano de otra nación.
En Paraguay, el primer día de mi visita, mientras caminaba cerca del Estadio de fútbol en la Ciudad de Asunción, me interceptaron dos Guardias vestidos de verde y me pidieron hasta la partida de nacimiento de mi abuela, además de interrogarme sobre los motivos que me habían llevado a visitar su país y aclaro que no fué un viaje como «hincha» de un equipo de fútbol.
No es novedad, pero todos estos problemas existen para los argentinos en cualquier lugar, mientras aquí las fronteras son coladores gigantes e ingresa quien quiera por donde quiera, con o sin antecedentes delictivos, sin comprobante alguno que demuestre una residencia legal y con mas beneficios que nosotros a la hora de reclamar.
Las bandas de narcotraficantes de las villas, son dirigidas por extranjeros, las autoridades lo saben pero no hacen nada. Las villas de emergencia, en su gran mayoría están habitadas por extranjeros que, deben abandonar sus orígenes por políticas económicas que expulsan del sistema a su propia gente.
La gran mayoría son indocumentados.
Los manteros que venden ropa en cualquier vereda de las grandes ciudades otro tanto y encima cuando se intenta ordenar un poco la situación, reaccionan como si las fuerzas de seguridad fueran el demonio que solamente se ocupa de atacar a los «que trabajan», mientras que los comerciantes, que encuadran en la Ley toda su actividad, no pueden pagar ni el alquiler de sus negocios porque las ventas no cubren sus gastos.
Todos somos iguales, pero algunos son mas iguales que otros y eso el poder político deberá cambiarlo si es que se pretende solucionar los problemas de argentina cortando de raíz todos los vicios heredados de los gobiernos populistas. Para poner claro sobre oscuro, a pesar de no conocer el motivo que llevó a la diligencia política a crear un cargo institucional como es el de Diputado del Parlasur, que no tendrá alguna actividad trascendente (?) hasta el año 2020, veo que algo no está bien porque el gobierno nacional aún no ha girado el dinero para que le paguen a cada legislador electo los $ 100 mil que recibirán todos los meses, con el agregado de viáticos y gastos de representación.
Recordemos que mientras el PAMI tiene problemas para asistir a los jubilados, una de las Legisladoras electas al Parlasur es nada menos que Milagros Sala, que mientras tanto sigue cobrando como ex-diputada provincial y permanece detenida por innumerables casos de corrupción.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556