Por Washington Cabello
(CARACAS, Venezuela).- Venezuela, atraviesa por una severa crisis económica, que aún con las mayores reservas de petróleo en el planeta, sufre escasez de todo tipo de productos, hiperinflación y una pésima prestación de los servicios públicos, lo que provoca contantes protestas, en demanda de agua, comida, electricidad, mejores salarios y transporte, entre otras necesidades.
Consciente de ello la dictadura narcomilitar de este país, preparó el desmontado autoatentado, que dicho sea le quedó perfecto, que hasta lo creímos en principio.
Tras la treta, han venido una andanada de pronunciamientos por casi todos los esbirros, loros amaestrados, para continuar con el desmontado montaje del autoatentado.
El gobierno dijo que apresó a seis “terroristas” por estar presuntamente implicados en el atentado contra el títere «presidente» Nicolás Maduro, a quien los «jefes del Estado», los «altos» militares le declararon su “irrestricta lealtad”.
El autoataque se produjo después de muy bien orquestado, cuando el títere hablaba pepla, en cadena obligatoria de radio y televisión, el discurso de cierre por la celebración de los 81 años de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada).
La transmisión televisiva mostró antes de cortarse a los militares formados rompiendo filas de manera desordenada y cómo evacuaron al ministro de Defensa, Vladimir Padrino, luego de escucharse una detonación.
Tras su desmontado autoatentado, todos los esbirros, han juzgado por su condición y no han cesado en lo imposible de confundir llamando a los demás lo que en realidad son ellos «terroristas, sicarios y violentos».
El esbirro mayor, que maneja los negocios del Estado, desde las Fuerzas Aramdas, Vladimir Padrino, evacuó por su boca la siguiente sica: “Bajo ninguna circunstancia aceptaremos que sea vulnerada la soberanía nacional, permaneceremos incólumes y aferrados a las convicciones que nos caracterizan, apoyando de manera incondicional y con irrestricta lealtad a nuestro comandante en jefe (Nicolás Maduro)”.
El montaje continúo con el propio títere, cuando para tratar de distraer y a ver si confunde acusó al expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos y a la inexistente oposición.
En respuesta el Frente Amplio calificó como “genéricas” e “irresponsables” las acusaciones del narcodictador, asegurando que lo que buscan es desviar la atención del verdadero problema que preocupa y afecta al país, que es la tragedia humanitaria.
Asimismo el esbirro ministro de Interior venezolano, Néstor Reverol, dijo que las detenciones se produjeron en varios allanamientos en hoteles de la capital, y que producto de ellas «se han recabado importantísimas evidencias».
Otro esbirro, el canciller Jorge Arreaza, fue más ridiculo y dijo que los restos de la desactivada célula rebelde que dirigía el asesinado expolicía Oscar Pérez, están vinculados al atentado. Este delincuente no deja en paz a Oscar Pérez, ni despues de ejecutado.
Y como, con conocimiento pleno de que usaron dijerón que fueron dos drones modelo DJI M600, “diseñados para trabajos industriales” y con capacidad para “soportar grandes cargas”.
Y continuando con la pepla dice que los artefactos no hirieron a Maduro “gracias a las técnicas especiales” de la Guardia de Honor, encargada de la seguridad del títere, y a la instalación de equipos inhibidores de señales que desorientaron a los drones, que se activaron “fuera del perímetro planificado por los sicarios”.