Por Guillermo Cifuentes
“¿No sería más progresista preguntar dónde vamos a seguir, en vez de dónde vamos a parar?”. Mafalda
Este artículo, desde su segundo párrafo, fue escrito antes de la reunión del Comité Político del PLD y respecto del tema constitucional llamo la atención acerca de que lo que ocurrió la noche del lunes no es usual en situaciones de este tipo. Lo habitual es que quienes pierden recurran como último recurso al tribunal constitucional. En este caso las debilidades institucionales establecieron que el recurso lo autoricen y soliciten los ganadores y fuera del lugar que corresponde, el poder legislativo. No es fácil de entender que tan altos funcionarios pudieran estar favoreciendo operaciones inconstitucionales (primaria abiertas) y han acordado ponerse un freno.
Parece que el asunto ha sido resuelto y lo conveniente para la construcción democrática será avanzar en el camino de la institucionalización, ir pensando cómo la aplicación de esta nueva modalidad de selección de candidatos se hace posible y se determinan las sanciones a los delitos potenciales que equivocadamente se ponían como justificación para no tener la posibilidad de primarias abiertas.
Y como hay que pensar en clave de mejores instituciones, de partidos con relaciones más cercanas con la ciudadanía y más horizontales entre ellos, algo me dice que es posible que por primera vez la Junta Central Electoral (JCE) tenga presidenta, pues el actual presidente se la jugó por las primarias cerradas y es de suponer que no estará en disposición de ser parte de un proceso en el que no solo no cree, sino del que ha sido por años un activo antagonista. Veremos.
Esto de las primarias sin duda parece más importante que lo que se quiere reconocer, no se puede ignorar la manipulación de algunos medios (se ha podido leer hasta un Editorial) respecto de la sentencia 23-2017 del Tribunal Superior Electoral (TSE): “lo legal, lógico y democrático es que los delegados que deberán nominar a los candidatos de los partidos en sus convenciones, sean personas que pertenecen únicamente a dichos partidos”. Por supuesto, dice “en sus convenciones”que es una forma de selección de candidatos que se ha practicado hasta ahora. Las primarias todavía no tienen existencia legal, me salto la lógica y son más democráticas. El TSE no debía ni podía sentenciar nada sobre las primarias puesto que son en este momento motivo de discusión y decisión en el poder legislativo, por lo tanto no está entre las atribuciones que le confiere la ley 29-11 en su artículo 13.
Recurrir de inconstitucionalidad si se acuerdan primarias abiertas será un asunto fácil de resolver. No me sedujo la idea de comentar el fallo de la Suprema Corte que declaró la inconstitucionalidad de la Ley de primarias del año 2004 a solicitud del actual presidente de la Junta Central Electoral. Leí hasta donde dice que en República Dominicana existe una “democracia clásica” y decidí mejor escribir que los argumentos de la sentencia serán de expedita tramitación puesto que todo lo que habría que hacer es anotar en la ley que instaure las primarias que su financiamiento provendrá de los recursos que la ley de presupuesto le otorga a la Junta Central Electoral.
Luego podría nuevamente recurrirse al tema de que no se puede obligar a los partidos a una única modalidad de selección de candidatos, pues bien, se dejan las primarias como voluntarias. El partido que quiere ciudadanos decidiendo sobre sus candidatos puede hacerlo. Hasta el momento solo dos partidos tendrían primarias abiertas, los demás tendrían convenciones, asambleas, sorteos, lo que quieran si está establecido en sus estatutos. Claro que al momento de elegir candidatos, si hay ley con primarias abiertas, varios van a cambiar de opinión, lo firmo.
Parece necesario que se tomen algunos resguardos para impedir la repetición del recurso de inconstitucionalidad. Habrá que evitar que las primarias abiertas sean sólo posibles para los partidos que tienen más del 5% de los votos, eso sin duda es impresentable pues las leyes deben regir para todos, por lo tanto de desearlo todos los partidos deben tener derecho a seleccionar candidatos mediante primarias organizadas por la Junta Central Electoral.
De igual forma debería ser tratado el tema del aporte económico del Estado a los partidos. Es también impresentable que un voto a un “partido minoritario” tenga un valor y el de uno mayoritario tenga otro, injustamente más alto para los mayoritarios. Aquí no cabe otra solución que otorgarle un valor al voto y que el aporte estatal se calcule para todos con ese valor.
De mantenerse las primarias para “algunos” y la repartición de los recursos públicos en forma inequitativa, la constitucionalidad de estas medidas estará pendiente por aquello de la igualdad ante la ley.
La idea de que las primarias solo se establezcan para los partidos mayoritarios, es otorgarles una ventaja que no resulta coherente, ni con la igualdad ante la ley, ni con la necesidad de partidos competitivos y con igualdad de condiciones para competir.
Lo mismo ocurre con la extraña y rebuscada manera de distribuir los recursos económicos públicos, ambas situaciones tienden a que el sistema de partidos mantenga su rigidez e impida los cambios especialmente respecto del tamaño de los partidos y la subordinación para nada democrática de los “chiquitos”.
Definitivamente será deseable incorporar en la ley que contenga las primarias abiertas el tema de los pactos, pues está a la vista que no todos los partidos llegan con un candidato a la presidencia hasta la elección final, entonces cuál sería el problema si, por ejemplo, el Bloque Progresista pudiera elegir en las primarias abiertas y simultáneas, voluntarias y vinculantes a su candidato. Igual podría ocurrir para la alianza PRM y PRSC.
A los partidos minoritarios progresistas y los de derecha se les abre la posibilidad de dejar de serlo eligiendo por la nueva modalidad un candidato o candidata, en lo que debieran ser dos pactos. Eso sería un avance, especialmente para los minoritarios haciendo campaña, discutiendo, proponiendo y haciendo política en una sociedad motivada por la Marcha Verde, develando a los que aunque están fuera del gobierno saben convivir y disfrutar de la impunidad y esperan, amparados en una legalidad retrógrada, que los “chiquitos” los tengan que apoyar y reproducir el ciclo que desde casi sesenta años se repite cada cuatro.
Ahora, si las primarias abiertas se aprueban en el poder legislativo quedará a la Junta Central Electoral, diseñar la forma en que se ejercerá el sufragio de manera que un militante del PRD no pueda votar por uno de los candidatos del PRM – PRSC y en cambio pueda hacerlo sólo por uno de los candidatos del Bloque Progresista, pero eso queda para la otra semana.
(*) Por razones obvias quiero dejar establecido que esta columna fue escrita en castellano. “Déu beneeixi a Catalunya i al poble maputxe a Xile i l’Argentina¨.