Por Ricardo Bustos
Las 5 de la mañana y como ya es casi costumbre, llueve de forma torrencial sobre la hermosa selva misionera. Apenas 80 kilómetros nos separan desde mi pueblo hasta la Ciudad de El Dorado, sobre ruta nacional 12, hacia donde vamos para hacer un trámite. Aún no amanece y al paso por los distintos parajes, se puede ver a niños y adolescentes esperando el ómnibus que los lleva para la Escuela o sus padres que viajan rumbo a alguno de los «aserraderos» que ocupan una gran cantidad de mano de obra en las zonas de influencia.
Esta historia de vida, se reitera en la mayoría de los pueblos del país en donde todos hacen mucho sacrificio para trasladarse de un lado a otro al no contar con frecuencias de transporte que coincidan con los horarios de ingreso a las escuelas o fábricas y no queda otra solución mas que salir temprano de la casa para esperar a un costado de las rutas la llegada de ese transporte.
Los trámites de carácter oficial son otro problema porque las oficinas de las dependencias nacionales, generalmente están ubicadas en ciudades importantes, pero lejos de los pueblos pequeños por lo que resulta muy complicado para el ciudadano común que no tiene vehículo propio para su traslado. De todas maneras, siempre se debe salir con tiempo de sobra por si algún percance demora el viaje mas de la cuenta.
Esta semblanza, así contada no dice mucho, pero sería bueno que quienes viven en grandes ciudades, donde las posibilidades de traslado son mas eficientes en cantidad y variedad porque existen ómnibus, subte, trenes, metrobus, taxis y remise y todas las oficinas públicas ubicadas en lugares de fácil acceso, valoren un poco mas lo que tienen.
En los pueblos, como ejemplo, cada oficina de Anses, tiene un radio de acción que abarca los ubicados a mas de 100 kms. Las oficinas de Telecóm están en la capital de la Provincia, Los hospitales de complejidad media o alta también están en las capitales. Cualquier trámite que debe iniciar un empresario, profesional o ciudadano que requiera su firma, deberá ser realizado en las sedes de los Ministerios que, casualmente están ubicados en las capitales y no cuentan con oficinas regionales capacitadas para dar respuesta a los requerimientos.
Hablamos de país federal pero no hacemos nada para que ello se vea reflejado en la vida cotidiana. El norte recién está observando con ilusión, pero también muchas dudas la llegada del gas natural a los pueblos, mientras que en el resto de la nación hace años cuentan con este servicio.
No se trata de realizar una competencia entre los pequeños pueblos y las grandes ciudades del país, sino de mostrar cual es la realidad de uno y otro y lo que siente el ciudadano que se encuentra lejos de la posibilidad de progreso por ausencia del Estado cuando escucha que alguien que tiene «todo y mas» se queja porque a veces no funciona bien.
Todos saben que las tarifas eléctricas han aumentado, pero aquí no es novedad porque venimos sufriendo los altos costos y malos servicios hace años.
Cuando en Buenos Aires en un hogar se abonaba $200 cada dos meses, nosotros $200 por mes, consumiendo además gas en garrafas o tubos y en invierno casi todos con las estufas a leña encendidas y un costo de $200 semanales cuando el frío aprieta, porque aquí en invierno se siente quizá mucho mas el frió, un poco por la humedad y otro porque estamos aclimatados a temperaturas muy elevadas que superan en verano todos los días 35 grados y con los primeros vientos del sur todo el mundo anda abrigado.
No debemos pelear entre los argentinos para saber como vivimos en las distintas regiones del país, pero si unirnos para reclamar todos juntos a las autoridades para que de una vez por todas nos brinden los servicios indispensables sin tener que estar penando para conseguirlo.
Los niños y adolescentes o sus padres, son iguales en todos los pueblos o la capital, solo que unos y otros cuentan con diferentes posibilidades de desarrollar sus actividades diarias y allí es donde debe estar presente la solidaridad de quienes mas tienen aunque sea con el reconocimiento hacia sus «pares» que habitan otra geografía de nuestra hermosa argentina.
«La abundancia de las cosas, aunque no sean buenas, hacen que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima en algo!». Miguel de Cervantes (1547-1616) Escritor español.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556