MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
La nobleza del Vice-presidente Ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus) es tanta que sin darse cuenta lo ha llevado a confundir la “buena fe” con la perversidad; o, definitivamente, no tiene nada claro el significado del concepto transparencia, lo que sería raro.
Reconozco que no soy quién, para enmendarle el discurso al distinguido jurisconsulto; sobre todo en las materias constitucional y electoral, ya que tiene amplio y sólido conocimiento de las Ciencias Políticas. No es alcahuetería intrascendente. ¡Me consta!
Sin embargo, a no ser que los todopoderosos integrantes del Comité Político (CP) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) hayan decidido otra cosa, la transparencia en política y administración pública (precisamente lo que preocupa), “es el derecho de los ciudadanos a conocer los actos del Gobierno y de la Administración, especialmente el uso del dinero público y prevenir así los casos de corrupción”.
Partiendo de ese concepto claro y preciso sobre lo que es transparente, es de orden colegir que todo lo demás es opaco o está turbio. Es de ahí que surge la base que sostiene el legítimo derecho a reclamar que tiene no sólo el hombre “buque insignia” de la oposición. (Investigar sobre otras reacciones)…
Exaltar a la (JCE) hasta elevarla a la cumbre de la excelencia, sin duda alguna, es un exceso del ilustre y bien intencionado hijo del doctor Castaños Espaillat, rector histórico de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); porque, además, podría comprometerlo, y, por vía de consecuencia, mancillar su bien ganado prestigio.
Es de lamentar hasta la eternidad que el doctor Servio Tulio Castaños Guzmán haya incurrido en el desatino de llamar al “entendimiento” al movimiento cívico Participación Ciudadana que sí vela por la transparencia, y que él no entienda o no quiera entender lo que se cocina en la Junta.
Hermano Servio Tulio, ¡despierte! Su actitud me obliga a recordar con nostalgia infinita la sentencia irónica del inmortal cantor de los pobres Facundo Cabral ante las evidencias que nos depara la naturaleza: