MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
Luego de mencionar algunos de los proyectos que marcaron el avance de la radiodifusión dominicana, y, “a grosso modo” dar a conocer a los que lo ignoraban parte de sus características, pienso que lo justo por lógico es (asunto de dialéctica progresiva) que me refiera a los dos más recientes. Sobre todo, porque puede decirse que son antítesis el uno del otro. El primero de ellos, sin dramatismo alguno, prácticamente surgió de la nada. Fue el temple y la perseverancia sin límites de un analfabeto funcional como Rafael Corporán de los Santos que lo hizo posible, gracias al mecenazgo de uno de los hombres más nobles que recuerde la historia del empresariado dominicano: Carlos Pérez Ricart.
Tan noble fue que cuando decidió suicidarse (razón-tema de otro artículo), a sabiendas de que sus herederos no iban respetar su libérrima voluntad, le endosó sus mayoritarias acciones en Radio Popular, C. por A., para protegerlo. A Corporán de los Santos siempre lo vio con ojos de hijo…
Es preciso agregar que esa magnífica obra también debe su éxito, como si hubiese sido por un designio del destino, al aporte intelectual creativo de Ramoncito Díaz. Tanto así que el sello de su talento perduró en la estructura programática de Radio Popular, aun en el noticiario, hasta el destripe de que fue víctima por falta de criterio radial.
Para sólo tener una idea de la capacidad creativa y competidora de Ramoncito, bastaría con sopesar un sólo detalle. Diferente a René del Risco que en la Radio Cristal de 1969, estructuró una programación con lo más granado del periodismo y la locución nacionales, el oriundo de Jacagua, cuando Corporán lo requirió para echar hacia adelante el proyecto, a cambio de una paga, por supuesto, le dijo: “Corporán, tú no tienes con que pagarme lo que yo puedo hacer”.
Es en ese momento que la actitud protectora del hijo de Benigno Pérez Martínez, criador de caballos de carrera de pura sangre y empresario importador, entra en acción con una sola condición…