Por María Celsa Rodríguez
Cristina Fernández de Kirchner un día volvió. ¿Volvió? ¡Claro que no! Es un error de concepto repetido por la militancia y por sus seguidores. La palabra correcta es “fue citada”por el juez federal Claudio Bonadio, quien investiga un negociado por la venta de dólares a futuro, y ella está “acusada” de intervenir en dicha operatoria, que se estima habría causado un daño al erario estimado en casi 77 mil millones de pesos. Y que ahora también, la coloca en la causa de “La ruta del dinero K”.
En un sano razonamiento sin ningún barniz de fanatismo, ¿se puede dar apoyo a una ex-mandataria, que realizó maniobras financieras para perjudicar a su país? ¿Como es posible que ante las escalinatas de Comodoro Py, una multitud, venida de distintos lugares del país cacheteen a la justicia con burlas y cánticos y apoyen a la imputada? Se distancia toda mirada coherente, en una sociedad que ante el latrocinio y la cleptocracia, hace una convocatoria de apoyo que ocupaba las hora de televisión alimentando el circo, mientras por otro lado, se reclamaba justicia ante la inseguridad, ante los robos, las violaciones y los motochorros.
¿Que diferencia un ladrón con arma en mano que ingresa a robar a un local comercial para llevarse la recaudación del día, de una ex-mandataria imputada de haber cometido actos de corrupción? El ladrón robó a un comerciante, CFK lo hizo al pueblo argentino.
El sainete que vimos todos, con la Sra. bailando en un balcón, mientras era ovacionada por sus militantes y luego al día siguiente, montando un discurso a las puertas de tribunales, demuestra el fracaso como sociedad seria, como país serio. No asumimos la responsabilidad de nuestros actos, sino que conjugamos las culpabilidades según la ideología que sustente el imputado.
Y la grieta es una herramienta útil para sostener a estos personajes nefastos, que ahora quieren ser los líderes de una oposición debilitada.
La maquinaria populista hoy entroniza a Cristina como una líder «fuerte», considerando las virtudes de «su» modelo de gobierno, que empobreció el país.
El juez Bonadio fue el «wedding planner» de Cristina, ya que le proporcionó el encuentro con sus militantes, donde montó su personaje de victima “atacada” por la justicia, para pararse como la líder que enfrente al gobierno. Sin embargo, -aquel-, no tomó los recaudos de vallar el día anterior todo el sector de Comodoro Py para impedir de esa manera, que se instale la escenografía patética ante la mirada del mundo, donde fuimos protagonistas en todos los portales.
Bonadió fue frágil en controlar la propia seguridad de su espacio de poder, ya que los militantes manejaron a su antojo quien entraba y quién no a Comodoro Py.
Una de las víctimas de tanto atropello, fue la periodista Mercedes Ninci quien fue agredida y arrastrada por mujeres de La Cámpora. Esas mismas mujeres que luego reclaman contra la violencia de género, agredieron verbal y físicamente a una mujer.
La justicia federal ha hecho muy poco por atacar la corrupción en la última década, y parece que el FPV que nos gobernó 12 años, quiere seguir manteniendo una política indecente, delincuente y clientelar para continuar fagocitándose de los lineamientos de un modelo que destruyó la Argentina, y que muchos aún no toman conciencia del daño provocado.
Los tremendos errores del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner aun gravitan en nuestro presente haciéndonos caminar sobre los escombros de la República que dejaron. Reconstruirla ladrillo a ladrillo llevará tiempo, y ojalá el gobierno de Mauricio Macri se quede con las lecciones de ese pasado reciente, para no caer en los mismos errores.