MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
Allende los mares, sobre todo en Alemania con su concurso “Desenmascara al corrupto”, prácticamente todo el mundo sabe que lo prioritario a resolver en este país es el problema de la corrupción en todas sus manifestaciones.
En consecuencia, es imperativo erradicar por completo, de una buena vez y para siempre, la cultura de impunidad que mantiene vigentes desde tiempos inmemoriales la extorsión, el soborno, el peculado, la colusión, el fraude, el tráfico de influencias y el largo etcétera que envuelve la falta de ética en el desempeño de una función pública o privada.
Sobre la última, es saludable apuntar para aquellos que lo ignoran y para los empresarios que sí lo saben, pero que simulan un desconocimiento absurdo, que precisamente esa supuesta asnada los hace auténticos reos de culpa. No creo que haya alguien que se aventure a pensar siquiera en la sinceridad de ciertos discursos empresariales.
El escenario no importa, la intención siempre será la misma; el enriquecimiento a toda costa, a como dé lugar. Dicen que la actitud desnuda el sentimiento de cuerpo entero´, sobre todo el de los farsantes. Honorato de Balzac, el mismo de “La Comedia Humana”, tiene toda la razón del mundo cuando afirma: “Detrás de toda gran fortuna, siempre hay un crimen”.
Sin embargo, es perverso por lo absurdo, creer que el crimen a que se refiere el ilustre pensador, tiene que ser necesariamente físico; donde corra a borbotones la sangre de una víctima. El crimen del empresariado, en tanto máxima representación de los poderes fácticos, es plural: Muchas plusvalías para ellos a expensas del sacrificio de sus propios empleados; y, por extensión, el de sus familias.
Aunque parezca un sueño irrealizable, quien quita que alguna vez llegue el día en que merecidamente ahorquen blancos…
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