Por Ricardo Bustos
Cuando se informa sobre el índice de pobreza o indigencia, también deberían explicar el «por qué» de la situación. Las grandes ciudades, especialmente las capitales de provincias, son las que reciben mayor cantidad de gente que busca oportunidades de trabajo que en sus pueblos de origen no encuentra, pero al llegar recibe en su rostro solamente el espejismo de aquello que creyó ver por televisión cuando el movimiento humano desde la mañana hasta la noche, inunda sus calles, quizá, haciendo lo mismo que ellos, es decir, buscando trabajo.
Los migrantes argentinos, se caracterizan por ilusionarse fácilmente con el país de las maravillas, donde todo lo que se observa es opulencia, pero la realidad indica que un poco mas allá de las avenidas principales, subyace oculto el verdadero significado de la pobreza humana. Miles de ciudadanos que habitan en casas de muy mala calidad, sin los servicios sanitarios indispensables, calles sin iluminación, pandillas juveniles que no estudian ni trabajan y tienen todo el tiempo del mundo para hacer fechorías, la justicia que no hace nada porque ya no hay lugar para encarcelar a los delincuentes y la Policía que, como auxiliar de la justicia, hace lo que puede, con los medios que tiene.
La marginalidad y la pobreza son hermanas de nacimiento, comparten los mismos genes y conducen a quienes forman parte de su colectivo por el mismo camino. Adolescencia frustrada, embarazos precoces, niños que se convierten en hombres al primer robo a mano armada y cuando no, alguna muerte y una familia que literalmente ha desaparecido por falta de instrucción y educación.
Aún así, siempre encontraremos hermanos que están peor que nosotros porque les han quitado lo mas valioso que puede tener el ser humano… «la libertad» y por ello hoy asistimos al espectáculo dramático que nos muestran los ciudadanos de Venezuela, llegando a nuestro país para poder buscar algún trabajo que les ayude a vivir y aunque duela a muchos argentinos… lo encuentran.
«Todo está relacionado con todo» y la política, que de esto sabe y mucho, aporta lo suyo, agregando un poco mas de nafta al fuego peligroso para promover más pobreza, más indigencia, más violencia y frustraciones.
Los ciudadanos nos hemos convertido en números que solo responden al requerimiento de un estado obsoleto y maligno, al que solo interesa saber qué hacemos y cuando lo hacemos, el resto se irá acomodando solo con la complacencia de muchos a los que gusta este infame sistema de cárcel sin puertas por medio de un mentiroso voto el día de las elecciones.
Siempre hubo, hay y habrá punteros políticos en todos lados, que pondrán la cara por los caudillos a quienes responden con absoluta fidelidad y muchas veces violencia.
Si nos remitimos a la inmensa cantidad de las mal denominadas «organizaciones sociales», veremos que arrastran a millones de pobres e incautos, pero las cabezas visibles son muy pocas, casualmente, las que gozan de pingues ganancias a la hora de reclamar por lo que llaman «ayuda para los compañeros» desocupados, algo que se convierte en una ironía porque de ellos viven.
En los últimos tiempos han brotado de abajo de las baldosas, unos cuantos dirigentes gremiales que se hicieron millonarios con el dinero de los propios afiliados a sus gremios a quienes con la excusa de las famosas «mutuales», les prestan el mismo dinero de los pobres inocentes, cobrándoles intereses bochornosos que muchas veces no pueden pagar y «reitero»… es dinero de los afiliados.
Un político gana la elección y al otro día elabora su proyecto para la reelección, pero para ello y por lógica, necesita dinero fresco que ya sabemos donde habrá de conseguir.
Nada cambia, todos asistimos al mismo cine, nos sentamos en la misma butaca y sabemos que vamos a ver la misma película, esa que nuestros mayores ya han visto innumerable cantidad de veces desde hace medio siglo, por lo menos y esto no significa que antes de eso era todo un vergel.
Lo cierto es que como la zanahoria al burro, la sociedad solo protesta cuando pierde argentina al fútbol o si le cobran mas caro el cable para ver el partido, aunque se complace participando del nuevo proyecto y comenta como será el nuevo programa de Tineli. El agua que se fue de cauce siempre vuelve al río y en el, estamos nadando contra la corriente, llenándonos del barro que baja de la nefasta montaña que tenemos ante nuestros ojos, sin poder hacer mucho mas para defendernos.
Así las cosas, seguirán los planes sociales sin contra prestación, las chicas irán al cajero a cobrar su beneficio por embarazo y veremos como los padres cobran dinero del Estado para que sus hijos vayan a la Escuela, algo que en el sistema educativo actual no garantiza efectividad porque muchos docentes tienen mas faltas de ortografía que los propios alumnos.
Ya no tenemos blancas palomitas y la maestra dejó de ser nuestra segunda madre porque ahora se dedica a la política con Hugo Yasky o Roberto Baradel, haciendo paros todas las semanas y dejando a miles de chicos fuera de las aulas, las mismas que sirven para dar de comer a muchos de esos chicos que nada saben de futuro porque lamentablemente, tampoco tienen presente.
«La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación».
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556