Por Ricardo Bustos
Cuando leo y escucho con motivo de las elecciones presidenciales que Argentina vive un momento histórico, brotan en mí sentimientos encontrados, porque parece mentira que todavía sigamos pensando en algo tan lógico, aquello que ocurre porque es así de simple, como que vivimos y disfrutamos la democracia y si pretendemos defenderla, pues actuemos en consecuencia como ciudadanos honestos que es la mejor forma de protegerla.
Igualmente la pregunta sería …¿defenderla de qué o quién?. Que yo sepa si aprendí a sumar bien en la Escuela ya estamos en los 32 años de sistema institucional recuperado y no veo por ningún lado algún fantasma que vista de uniforme y tenga intenciones o fuerza como para poder desestabilizar a los gobiernos y si algo ocurriera, no sería precisamente por ese camino. Debería estar incorporado en nuestras mentes que esto es así porque la Constitución lo indica y se debe respetar, punto y a otra cosa. Cuando ocurrieron problemas que derivaron en renuncias de mandatarios después de la dictadura, se sabe que fueron organizados por punteros de las fuerzas políticas guste o no a muchos políticos, entonces mal podemos todavía seguir con este libreto que solo confunde al votante, el que poco conoce importa saber sobre sus derechos y sin saberlo se siente atrapado por las mentiras de aquellos vivillos que aprovechan la situación para llevar agua a su molino.
Como la palabra lo indica, una elección es poder elegir dentro de las normas que rige nuestro sistema al candidato que uno crea mejor lo representa y si no es ganador al final del escrutinio, sopa de ajo y a esperar otros 4 años para probar una vez más o cambiar el voto si así es nuestra intención pero integrándose con el resto de la sociedad para sumarle a la institucionalidad.
Quizá haya llegado la hora de ponernos los pantalones largos y pensar solamente que la Democracia está muy bien instalada en nuestra Nación y sentirnos fuertes de una vez por todas, respetando y haciendo respetar nuestra voluntad y la de nuestros semejantes, alejando cualquier temor venga de donde sea, y a los candidatos, les pediría se ubiquen en su rol de tal y dejaran de utilizar palabras ofensivas toda vez que hablen ante una tribuna criticando a su adversario, ofendiendo a los votantes de la fuerza opositora y anticipando maniobras que quizá no están en el programa político de la otra fuerza. Será mejor decirle a quienes escuchan sus propuestas como piensan gobernar para solucionar los problemas de los millones de argentinos que viven más en las sombras que en la luz porque no se sabe de que manera culminará este zafarrancho de fin de ciclo.
Si algo ha quedado claro en esta nueva etapa institucional es que ya no existe el voto útil o inútil porque el voto es uno solo, aquel que me otorga el derecho de elegir, equivocado o no, pero partiendo de mi propia voluntad.
De ahora en más, deberemos hacer mucho esfuerzo para lograr que los Gobernantes Nacionales, Provinciales o Municipales, entiendan de una vez lo importante que puede ser para un país poner en práctica la alternancia en los mandatos y dejar de formar callos donde termina la espalda con las consecuencias que todos conocemos provocan esas metodologías. Es hora que se acaben esos cargos de 20 0 25 años de permanencia con todos los vicios de la mala política a cuestas. Nobleza obliga, sabemos también que en algunos casos que podemos contar con los dedos de una mano, existen mujeres y hombres a los que la propia comunidad tiene como referentes por su buena labor al frente del gobierno, pero son los menos.
Los argentinos votamos plataformas, ideas, gestos, comportamientos y elegimos a la persona por sobre los partidos políticos, por ello no es casualidad que sean del peronismo, radicalismo o socialismo, si el candidato nos demuestra su voluntad de gobernar al menos con prolijidad y sin robar nos damos por bien»pagados».
En lo personal no es mucho a lo que aspiro porque no reniego de nuestro pasado y deseo me devuelvan todos los próceres que hicieron de Argentina una gran Nación y devuelvan con mucho respeto a sus lugares de origen a aquellos con los que no tenemos una identidad en común y no vale la pena mencionarlos aquí porque todos sabemos de quienes se trata.
Ya no quiero que me hablen mas de derechos humanos porque al escuchar esas dos palabras veo el signo pesos por todos lados. Soy defensor de los verdaderos derechos humanos, esos que se llevan a la práctica todos los días combatiendo el hambre, que existe y mucho, trabajando para lograr una auténtica igualdad y no la que hoy veo.Si el cambio se produce y nos va un poco mejor, gane quien gane, deberemos aprender a cuidarlo, entonces ahí estará el sentido verdadero de la palabra Democracia que se defenderá sola sin demagogos que la utilicen para captar inocentes.
«La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo». Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556