MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
En la primera entrega de esta serie de artículos que me he propuesto escribir para que algunos desempolven su memoria y otros, los más, se enteren; destaqué que el primer y gran proyecto tele-radiofónico se inició en La Villa de las Hortensias con la puesta al aire de La Voz del Yuna.
En la parte “in fine” les dejé a mis lectores, a título de tarea, la identificación de una persona que procedente de Jacagua, Santiago, para encauzar hacia un norte seguro su porvenir decidió asumir el serio e irreversible compromiso del político, poeta y dramaturgo peruano José Santos Chocano: “O encuentro camino, o me lo abro”.
En efecto, fueron muchas las penurias que sufrió y soportó quien, sin exceso alguno en la ponderación, fue uno de los grandes ingenios de la República Dominicana. Todo lo que se propuso lo hizo realidad sin que le importara un carajo los altibajos a veces caprichosos de las circunstancias.
Ramón Alberto Díaz Domínguez (Ramoncito Díaz), el autor del merengue “El Barbaraso” (un retrato del funcionario corrupto) es la persona que tuvo un papel estelar por su talento innato en esa magnífica obra tele-radiodifusora que, dicho sea de paso, nunca debió ser despojada del nombre propio que alcanzó en sus momentos de mayor esplendor. Un maniqueísmo político anti-histórico, cuya enmienda está aún pendiente.
Pero bien, continuando con el tema es preciso decir que, entre los contados y trascendentes avances que ha habido en la radiodifusión dominicana está el que ideara con éxito inusitado don Radhamés Aracena en los albores de la Revolución de Abril (1964-1965), que ya he ponderado en escritos anteriores.
El siguiente fue, en honor a la verdad histórica, el proyecto de la renovada Radio Cristal de 1969. La emisora “non plus ultra” por su excelencia, tanto en el aspecto noticioso como en el musical. La obra cumbre, aunque desconocida por la mayoría de los dominicanos del inmenso René del Risco…