Por Guillermo Cifuentes
“Qué difícil se me hace, cargar todo este equipaje, se hace dura una subida al caminar. Esta realidad tirana que se ríe a carcajadas, porque espera que me canse de buscar.” Llegado a la isla por culpa del pecado. Fue columnista del diario “La Discusión” de Chillán, (Chile). Guillermo Cifuentes
“Solo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”. W. Buffet
La semana ha sido empresarial. Extraña, sin embargo, que lo dicho –casi exactamente igual que lo que habían hecho público unos días antes los ex-candidatos presidenciales- provocara tal nivel de violencia en las respuestas o apasionados apoyos que no se escucharon antes, ante argumentos similares.
Atender a estos hechos no es en absoluto ocioso pues así se va a ir modelando la política en los próximos tres años. Luego vendrá un año electoral y no deberían permitirse olvidos que ya por repetidos parecen voluntarios.
En primer lugar estas declaraciones del dirigente empresarial deben ser analizadas respecto del momento en que fueron pronunciadas. A lo mejor algo pudo haber sido distinto si lo que dijo ahora lo hubiese dicho cuando fue a respaldar a la Junta Central Electoral que se sabía en qué estaba:
«Entendemos que las decisiones de la JCE procuran garantizar adecuados niveles de certeza que se requieren para un proceso tan importante como son las elecciones generales del país, pero además procuran mantener y asegurar la agilidad que se requiere en el proceso de conteo para permitir que la sociedad dominicana conozca con la mayor rapidez, precisión y credibilidad de los resultados de las elecciones. Recordamos que la decisión de adoptar un sistema electrónico de conteo fue aprobada por los partidos políticos, decidido a unanimidad por el Pleno de la JCE y resultado de un proceso observado por una comisión de veeduría multisectorial integrada por importantes comunicadores, representantes de la sociedad civil y del sector empresarial.” (4 de mayo de 2016 en www.conep.org.do)
También sería interesante saber si acaso los que aparecen electos gracias a un “sistema colapsado” y sin confianza de la ciudadanía, deben ser visitados y felicitados. Y tampoco es ocioso recordar que la que fue la “madre de todas la batallas”, la reforma constitucional del 2015, no mereció ni una sola palabra del liderazgo empresarial.
Con todo, ha sido importante que el Sr. Blanco Canto expresara su acuerdo con lo que dijeron antes los ex-candidatos presidenciales. Aquí hay otro punto que no debería pasar desapercibido y que le asigna una importancia especial a lo dicho por el empresario:
Si quienes hacen la denuncia son los ex-candidatos están “pataleando”, si la hace el dirigente empresarial resulta ser “opositor”, “amigo de sus amigos” y merecedor de apoyos de sectores que habían permanecido callados ante lo ocurrido durante el proceso electoral.
Las declaraciones del empresariado son hoy de importancia vital pues ése es tal vez el sector social que más deuda tiene con la democracia dominicana. O más bien con su ausencia. Si llegó la hora, enhorabuena, siempre que no signifique apostar a formas de democracia corporativa, un estilo de hacer política tan condenable como el de quienes viven del fraude. Todo esfuerzo por construir democracia debe hacerse con las exigentes formas de la democracia, respetando las instituciones y fortaleciendo su praxis democrática.
La presidenta de Chile (lo digo porque durante la campaña abundaron los “Aprendan de Chile”) ha declarado la pasada semana que “la desconfianza es con la política, pero también con el mundo empresarial, con las instituciones religiosas. Hay un cuestionamiento a la élite. Las élites latinoamericanas tienen que remirarse, re-cuestionarse qué estamos haciendo y reinventarse para seguir jugando el rol que corresponde a los partidos políticos, la única organización que puede ofrecer a una nación una idea colectiva. Necesitamos una política cercana, limpia, transparente, preocupada por las personas” (www.t13.cl)
El diagnóstico de Michelle Bachelet es también una autocrítica, además de que coincide respecto de los desafíos dominicanos de hoy e identifica con la simplicidad del sabio a las organizaciones que deben jugar el rol fundamental: los partidos políticos.
En los tiempos venideros se necesitarán decisiones políticas, mayorías políticas en las instituciones donde se deciden los cambios institucionales, empezando por el poder legislativo. Penosamente es sabido que allí está todo decidido y por lo tanto la política se verá obligada buscar otros caminos. Para el logro de los cambios políticos son insuficientes las mayorías políticas (aunque se hubiesen logrado en forma democrática), hacen falta mayorías sociales, las que por ejemplo no tuvo el movimiento del 4% para la educación.
Allí no estuvieron los profesores, ni los estudiantes, ni los padres de familia. Esa ausencia explica que ocurriera lo que tenía que ocurrir y que de manera magistral describe Denise Paiewonsky en su artículo ¿Por qué tenemos la Iglesia que tenemos? (http://acento.com.do/2016/opinion/8359457-tenemos-la-iglesia-tenemos/ ).
Lo decisivo ahora es que «Necesitamos una política cercana, limpia, transparente, preocupada por las personas» y la política la hacen los y las políticas. Quienes sigan gastando energías en disminuir su importancia deben saber que están actuando en contra de los cambios que el país requiere y que en parte describió el Sr. Blanco Canto.
“Hay un cuestionamiento a la élite” y la élite no son solo los políticos. También forman parte de ella esa hilera de nombrados que evitan ciertos temas -como los descritos por Denise Paiewonsky. La diferencia, para remate, es que ni siquiera tienen la legitimidad democrática que se puede obtener de un fraude.