Por Ricardo Bustos
Recuerdo haber realizado un programa de Radio en la querida LU6 Emisora Atlántica de Mar del Plata, cuando la frase solo se aplicaba a temas que no implicaban drama alguno. Mas bien eran casos insólitos.
El tiempo se nos vino encima y hoy ya nada de eso es broma, mas bien es dolor…mucho dolor.
¿Como es posible? Apenas hace un poco más de 23 años, aún transitábamos el siglo pasado y el mileño llegaba a su fín. Todos estábamos ilusionados con la nueva era que asomaba para ver cómo se abrirían las puertas de nuevas posibilidades en nuestras vidas… Pero no…nada de eso sucedió. Pasaron los meses, años, décadas y aquí estamos en un mar de tristeza viendo como, hermanos argentinos y del Continente, se desangran sin poder contener su caída al abismo de la pobreza e indigencia.
Leemos en los medios y vemos cifras, números, estadísticas que ignoran a las personas, sujetos, seres humanos que viven, lloran, sufren las consecuencias de las malas gestiones reiteradas. Oposición, Oficialismo, observadores neutrales de un espectáculo cruel donde nadie puede encontrar la formula para cambiar el libreto de la obra macabra que ponen en escena cada día.
Ahora, con el agravante que se presentan sin ningún tipo de escrúpulos en varios países, para opinar y ofrecer soluciones mágicas, guardando debajo de la alfombra toda la mugre que generan con sus actitudes homofóbicas, porque eso es lo que demuestran por la gente que gobiernan.
Esta es otra mentira enorme porque los números no coinciden con lo que ocurre en las calles. Dicen hoy que la pobreza llegó al 39,2 % de la población y afectó a más de 18,6 millones de argentinos.
No todos fuimos a Qatar o pudimos comprar una entrada para ver al seleccionado de fútbol campeón del mundo…no todos tuvimos la oportunidad de veranear a diferentes destinos del país o extranjero, pero todos, pobres o no, sabemos lo que ocurre en nuestra gran nación que alguna vez fué ejemplo para el resto del mundo.
El 42 % de las personas viven en hogares urbanos pobres. La población urbana en el semestre analizado se estimó en alrededor de 29 millones de personas lo que implica que alrededor de 12,2 millones viven en hogares urbanos pobres. La cuenta es clara. Si viven en centros urbanos pobres es porque son pobres y a ese grupo, apuntan quienes quieren seguir dominando las mentes de por si ya quemadas.
Más planes para más alcohol y comida chatarra, menos leche para los niños, pero muchos Celulares de alta tecnología para seguir trepanando el cerebro desde la pantalla que recibe mensajes subliminales a cada instante y la tormenta se vislumbra perfecta al final de los días.
Enfermedades que habían desaparecido como la tuberculosis, hoy ocupan lugares importantes en las atenciones médicas de los hospitales públicos del país y no debemos buscar la causa.
Es difícil opinar cuando no se tienen las herramientas para sugerir algún método porque no somos ángeles ni arcángeles, pero si una sola palabra alcanza para que alguien reaccione y comience a limpiar su alma de tanta mugre, ayudando a quien más necesita desde el lugar que ocupa en la política o el famoso «precio del poder», entonces, habremos abierto una pequeña ventana para que ingrese un poco de nuevos aires que oxigenen el espacio intoxicado de pena y dolor.
No se trata de Dios, los Santos o el cielo dirá. Este es un problema bien terrenal que nos involucra a todos por igual, porque todos lo estamos padeciendo de una u otra manera.
«El que tiene miedo de la pobreza, no es digno de ser rico. Un hombre es pobre no ya cuando carece de todo, sino cuando no trabaja. El mandamiento del pobre, primero es reventar hasta que sobre la comida. La pobreza no viene por la disminución de la riqueza sino por la multiplicación de los deseos». , Muhammad Yunus).
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi, Misiones, Argentina
DNI 7788556
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