MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
El licenciado Luis Abinader, candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), con miras a los venideros comicios de mayo de 2016, tiene por delante un reto que debido a lo delicado de la coyuntura y a las circunstancias actuales, a decir verdad, ni un “Juan de los Palotes” desearía calzarse sus zapatos.
Me refiero a la obligación de tener un “ojo clínico” en el momento de elegir a su compañero en la boleta presidencial; facultad que le reserva el sistema electoral dominicano, luego del incidente histórico protagonizado por el profesor Juan Bosch cuando junto a él, fue elegido en la primera convención extraordinaria del PRD en el país, Buenaventura Sánchez Féliz a la vicepresidencia.
Nunca antes como ahora es más que necesario, urgente, que la selección sea certera, y, por demás unitaria; sobre todo con el pueblo, en virtud de que nadie tiene la seguridad del voto de la mayoría de los ciudadanos de una comunidad sea pequeña o grande. La mala práctica ética, que es lo que prima en la actualidad, como el fraude en el ámbito jurídico lo ha dañado todo. Y el soberano lo sabe.
Pienso que si el licenciado Luis Abinader pondera seriamente el perfil que mejor se ajuste al sujeto ideal para acompañarlo en la vicepresidencia, tiene que ser o estar muy cerca de la vertical, acrisolada e incuestionable personalidad y trayectoria del doctor Enmanuel Esquea Guerrero. Un hueso duro de roer, cuando de honestidad, hombría de bien y lealtad se trata. A Esquea, yo lo juego todo, como un buen gallero, seguro de que no pierdo…