Por Guillermo Cifuentes
«La base de una recomposición política del progresismo en el mundo es una recomposición intelectual». Carlos Ominami
Quisiera entender la cita con que iniciamos este artículo desde la perspectiva de lo que no logramos dar, pero para lograrlo hará falta decirlo sin ningún tipo de filtro: por Jair Bolsonaro votaron las mujeres, los gay, los negros, los ambientalistas… Me cuesta afirmar que sea solo su discurso anticorrupción el que logró ese abanico tan multicolor. Peor todavía me resulta observar que la crítica izquierdista se haya centrado en el actor y no en el guión de la obra. Y es esa comprensión de un mundo nuevo que no tiene mucho que ver con el que imaginamos, la que tenemos que buscar.
No soy de los que encienden velitas a las redes virtuales. Para hacer política progresista y para buscar las explicaciones que reclamamos elijo las redes sociales, prefiero conversar con un próximo o una próxima al enganche del mensaje por whatsApp que da la sensación que es, pero no es (eso es lo virtual). Además -sobra decirlo- se ve claro que no tendremos ninguna respuesta ni alternativa con una sola mano, pues la mano izquierda está ocupada sujetando el móvil.
Brasil, nos ha puesto a pensar, oficio que llevaron con bastante ingenio intelectuales de izquierda y del progresismo y que muchos fueron abandonando cuando eligieron lo más fácil: en vez de criticar los fondos de pensiones y su capitalización individual optaron por ser parte de sus directorios.
Pero peor todavía, abandonaron o perdieron al sujeto social del cambio y eligieron inclinarse hacia las llamadas minorías, a las reivindicaciones sectoriales toleradas y promovidas sin cuestionar por el neoliberalismo y descuidaron los derechos sociales, los económicos y hasta los políticos. Y quien opta por una minoría se transformará en minoría y si insiste en justificar el error con mucha pasión se transformará en secta.
Una denuncia de lo mal hecho puede encontrarse en las declaraciones de Sonia Correa, investigadora en temas globales de sexualidad y política de la Asociación Brasileño Interdisciplinaria de SIDA (ABIA): “Así como el PT no evaluó el antipetismo, nosotras no evaluamos el antifeminismo”. Luego agrega Sonia Correa “Nosotros no hemos hecho un proceso de justicia transicional a fondo. Tuvimos una ley de amnistía débil, a la brasileña: ‘quedamos todos bien con todos’. Y para anotar solo cuestiones que puedan importar en esta media isla agrego la opinión de Simón que debe hacer pensar al liderazgo nacional: “Lula hace mucho tiempo que se olvidó de Brasil, el lo que quiere es salir de la cárcel”.
Sin dudas resulta tranquilizador escribir en la República Dominicana, sobre las enseñanzas que debiera dejarnos lo ocurrido en los últimos meses en Brasil, pues en esta media isla no se corre el peligro de que la aparición de un Bolsonaro, pudiera seguir impidiendo la democracia: hay tantos que uno más no podría ni siquiera ser delatado como una herencia carioca.
Siguiendo la línea de Sonia Correa, veamos. Su hallazgo del antifeminismo y su relación con las consecuencias electorales deben ser atendidas aquí donde son tan comunes las conductas anti partidos y anti política. Incluso es frecuente que integrantes de estos sectores y de esas minorías no ahorren oportunidad para acabar con las “minorías políticas” que son las únicas que podrían ser apoyo para avanzar en procesos de democratización que tengan como consecuencia mayor el reconocimiento de derechos. Ellas, sí especialmente ellas, abren el camino al “bolsonarismo” en un país repleto de bolsonaros. Eso es jugar con candela.
La falta de “justicia transicional” no necesita muchas líneas. El “borrón y cuenta nueva” –la impunidad- es la cinta adhesiva del sistema político. Peor todavía, leer que una jueza de la Suprema Corte, acusa de ser “imparcial” al juez del más importante proceso por corrupción -no sólo de República Dominicana, también del continente- debilita el tinglado y favorece a los delincuentes. Jugando con candela.
Pavimentan el camino al “bolsonarismo” los “amplios sectores sociales” que “opinan que es imprescindible la concertación para sacar al PLD del poder…” Ya ha quedado claro que para esos amplios sectores sacar al PLD del poder es un segundo objetivo, el primero es poner a Abinader, la peor carta electoral que tiene. Lo digo pues aunque no les guste, el ex presidente Mejía, ha demostrado ser un muy buen candidato. En el 2004 obtuvo mejor resultado que Abinader en el 2016, y en el 2012 ni hablar. Olvídense los que responsabilizan a las declaraciones, sin duda equivocadas, del ex presidente respecto a la intervención en la despensa patronal antes de ir a casa de las señoras del servicio. Y si fuera cierto (les ruego algo de elemental justicia) no está nada de mejor la discusión acerca de la lectura de la Biblia, o peor todavía el anuncio de que los precios de los alimentos bajarán un 30 % en el 2020. Puede parecer un chiste, pero es jugar con candela.
Abren también el camino al “bolsonarismo” quienes pretenden “recuperar la primacía de los fundamentos de la ciencia política” y proclaman “la firme decisión de integrar una coalición para las elecciones del 2020”. Hay cosas que no se pueden dejar pasar, porque atrincherados ahora en la ciencia política (la ciencia del Estado, del poder político) pretenden que sus “proclamas” tendrán un mayor valor, serán más creíbles y no es así. Bunge hace muchos años nos enseñó que “Desgraciadamente, la cientifización de la política la haría más eficaz, pero no necesariamente mejor, porque el método puede dar la forma y no el contenido; y el contenido de la política está determinado por intereses que no son primordialmente culturales o éticos, sino materiales”. Para estos pretenciosos científicos, Bunge, nuevamente, deja otro recado: “La no verdad de la ciencia está relacionada con el error o con la ignorancia.”
Agazapados en la ciencia política evitan olímpicamente a Sartori, Bobbio y hasta Nohlen, cientistas políticos claves en el pensamiento democrático y que no les resultarían aliados de sus aventuras desintitucionalizantes. Debieron apuntar, aunque ocultan demasiadas cosas, a los que parecen sus ideólogos: Carl Schmitt, Friedrich Hayek y hasta Robert A. Dahl.
Es una definitiva irresponsabilidad querer debilitar al mayor número posible de partidos, la mayoría débiles y potencialmente más afectados por la ley de partidos que el PRD(M) aprobó mediante el acuerdo con el sector gubernamental del PLD. Señores, ahí hay gente que parecía saber algo de ciencia política. Todavía es tiempo de parar el escándalo, todavía es tiempo de que el fanatismo que les impide ver la realidad, dé paso a un mínimo de sensatez democrática. No hagan asomo de rescatar su carácter “social” pues también están destruyendo la máxima expresión de “lo social”. Entre los convocantes ya aparecen los candidatos críticos de los partidos y que han regenteado la “Marcha Verde” seguramente apuntado a un cupo en la boleta del PRM que no tendrán, pues allí ya está todo vendido. De lo que va ocurrir en la “Marcha Verde” ya alertó el ¡¡Bacho!! Los proyectos de candidato o candidata y dirigentes de la “Marcha Verde” deben abandonar una de esas dos condiciones y así evitar tristezas mayores. Recurran al ejemplo del Frente Amplio chileno, surgido de los movimientos sociales, pero que nunca intentó instrumentalizarlos, por decencia y sobre todo por corrección política. En Brasil muchos de los integrantes del “Movimiento de los sin tierra” terminaron votando por Bolsonaro. Sigan ahora jugando con fuego.
En agosto cuando escribí aquí mismo: “Conciencia Social” (formado por ex funcionarios perredeístas), el “Movimiento Independiente Rescate Democrático” (formado por aspirantes a funcionarios perremeístas) o el Congreso Cívico (no tengo idea de qué es eso)” recibí el fraternal reproche de uno de los convocantes a la nueva concertación social: “¿Cuáles son los fundamentos para concluir que MiRD está formado por aspirantes a funcionarios perremeístas? y de ser así, ¿qué es lo pecaminoso?”. Con la misma amistad cívica le contesté: “Lo pecaminoso ¡¡es que no lo digan!!”. Y no decirlo, insisto, lleva al “bolsonarismo”.
No tiene nada de científico y a lo mejor por eso no se debe olvidar, pero la promoción está acompañada de un mensaje cautivante “No nos interesa la candidatura presidencial, queremos empezar por los municipios y los diputados y senadores donde podrían estar tantos que han manifestado aspiraciones más allá de sus posibilidades”. Claro, no les interesa la candidatura presidencial pues es la única que tienen definida. Si estoy equivocado, que me digan en cual ayuntamiento será alcalde Abinader que sin duda “ha manifestado aspiraciones más allá de sus posibilidades”.
En todo caso y por fortuna, no creo que el daño que hagan sea muy grande. Es difícil que la historia se equivoque y la historia desde el 1974 para acá, está llena de estas iniciativas –hasta con los mismos nombres- y el resultado ha sido siempre el mismo: ninguno.
Finalmente y aunque el objetivo no es ahondar en la política internacional, resulta necesario no olvidar en los análisis la importancia decisiva de dos reclusos brasileños (Lula y Joao) en el proceso electoral de 2016. Ahora los que están fuera del gobierno deben estar conscientes que se la están poniendo en China.
cifuentes.guillermo@gmail.com