Por Ricardo Bustos
Cierto día de verano en Mar del Plata, como profesional de un medio radial, tuve el orgullo de entrevistar a uno de los grandes mitos de la escena nacional como fue en vida el primer actor Alfredo Alcón. La charla se desarrolló en uno de los camarines del Teatro Auditorium y fue grande mi sorpresa cuando comenzamos a dialogar ya que la humildad de los grandes no se hizo esperar. Le pregunté que sentía al ser “famoso” y me respondió que le interesaba mucho más ser “querido” que famoso porque la fama se termina en algún momento y el afecto se agiganta con el tiempo.
Sabias palabras las de Alfredo que podemos trasladar a estos días como un homenaje al grande entre los grandes… Gracias Maestro de la vida.
La exageración de “algunos dirigentes” al mostrarse en televisión o los diarios a cada instante, no le permitirán cosechar afectos deseados por una razón de lógica ya que lo único que no se vende o compra precisamente es eso… el afecto. Cuestionado por unos y aceptado por otros el Dalai Lama, dijo:
“Todas nuestras vidas empezaron con el afecto humano como primer soporte. Los niños que crecen envueltos en afecto, sonríen más y son más amables. Generalmente son más equilibrados”.
Si tomamos este pensamiento al pie de la letra, notaremos que con los políticos nuestros algo no anduvo bien en su pasado pues nos agreden continuamente y solo sonríen para la foto.
La Humildad, pertenece a personas modestas con ausencia de soberbia; característica que las lleva a realizar una acción sin proclamar sus resultados. La humildad es la virtud central de la vida ya que brinda una perspectiva apropiada de la moral, base y fundamento de todas virtudes. A la “falsa humildad” se la ha criticado siempre, hasta el punto de considerarla un vicio en la medida en que representaría una debilidad para afirmar el propio ser, pasando luego al otro extremo, mostrando orgullo o sentimiento de superioridad frente a los demás, que provoca un trato despectivo y desconsiderado hacia ellos.(léase: a nosotros, el pueblo).
Cuando la fama llega tarde, a veces el tiempo no alcanza para disfrutarla y gastamos todas las energías en tratar de convencer a los demás de algo que no tiene sustento, aplicando para ello conceptos mentirosos, con promesas que no se cumplirán e ilusionando a quienes confían en la palabra.
No hace falta ser Peronista para comprender que aquella talentosa mujercita, llamada Eva Duarte, con apenas 32 años, cuando su alma se fundía en el amor de sus seguidores, hace mas de 70 años ya decía… “La patria no es patrimonio de ninguna fuerza política. La patria es el pueblo y nada puede sobreponerse al pueblo sin que corran peligro la libertad y la justicia”. A nadie le importaba si era o no una mujer política, estadista o dirigente social. Era muy simple…, la querían por lo que demostraba ser y el tiempo fue dando forma a esa energía popular hasta nuestros días.
Podemos estar o no de acuerdo con su filosofía de vida o el modo de encarar una pasión frente a la sociedad, pero de algo podemos estar seguros… Los años fueron agigantando su figura y hoy su nombre figura en los más renombrados sitios culturales del mundo. Eva Perón, fue atacada por detractores y amada por seguidores, produciendo un equilibrio emocional que le significó de uno u otro extremo tenerla en cuenta.
Error grande el que cometen aquellas damas de nuestro tiempo que, sentadas en el trono del poder, cualquiera sea el cargo que ocupen, intentan imitarla, creyendo de esa manera que lograrán el “afecto” que no se han sabido ganar por sus propios méritos.
Hoy vemos que se rompió la balanza y ya no existe el péndulo de aquella base de sustentación, quedando un espacio muy reducido entre la soberbia y la capacidad de una persona para actuar conforme a la razón, dejándose llevar alocadamente por las propias ideas o sentimientos, apoyándose permanentemente y como latiguillo verbal en que «todo lo hacen por el pueblo», demostrando de esa manera no tener capacidad suficiente para desarrollar su actividad por iniciativa propia.
Cuando los políticos hablan de los pobres y crece su patrimonio sin poder comprobar el origen de su buena vida, cuando se habla de los sufridos abuelos y y se ha vetado el 82 % móvil de su jubilación, llegando a producir algo nunca visto en mi país como son los miles de juicios previsionales para poder cobrar lo que corresponde, cuando se habla de paritarias con 18% de aumento salarial y la inflación es superior al 30 % , cuando vuelven enfermedades producidas por la pobreza, desnutrición o desidia y los centros de atención médica no pueden cubrir las necesidades, cuando cada día muere más gente por robos, accidentes, femicidio, el aumento de las violaciones a mujeres, niños, bebés, abuelas. Cuando aumentan los suicidios por que los jóvenes no encuentran futuro en sus vidas, cuando hacen sufrir a un pueblo contándole ante las cámaras de televisión que estamos mal pero vamos bien, cuando no se dan cuenta que la mentira tiene «patas cortas» para seguir ocultándola…“ya es tarde” y después todo será como pelar una gallina al viento, pretendiendo juntar las plumas.
Argentina padece de dramas dirigenciales que son moneda corriente en todo el territorio y sería bueno que los gobiernos locales, en cada provincia o municipio, observen con atención los resultados de esta soberbia, falta de equilibrio y humildad, pues al igual que la factura de la luz cuando llega a casa, si no la abonamos hoy, en algún momento nos la cobrarán y con intereses… o nos cortarán el suministro . La gran diferencia es que el pueblo no practica la usura, sólo sabe manejar y muy bien las herramientas que le da la Constitución y muchas veces ha demostrado que cuando se cansa…acude a las urnas y en silencio destruye el arma mas letal que tienen los políticos.
Deberán entonces los dirigentes ganarse el afecto de la gente y no creérsela con la fama, que hasta el mismo tango nos dice “es puro cuento” y no creo que los responsables de gobernar quieran comer de su propia mentira.
“Humildad, caridad y modestia, no pueden estar separadas la una de la otra”. Don Bosco
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556