Por Ricardo Bustos
Como si fuera una competencia, cada mes desde el gobierno o la oposición, nos muestran una serie de números que supuestamente indican el verdadero índice de costos e inflación y que por lógica deberían influir en el comportamiento e incidencia de un presupuesto, que por efecto «cataratas» también nos da pautas para cumplir con las necesidades de la población y los recursos que para ello tenemos.
De un lado o del otro, no hay tanta diferencia sobre números porque lo que vale es aquello que nos queda en el bolsillo. Mientras tanto se sigue insistiendo en que los distritos de Chaco y Formosa son los que tienen menos desocupación, sin aclarar que llegado el día de cobro de los «planes» el Correo Argentino y Banco Nación, tienen sus veredas repletas de gente haciendo cola para hacerse con unos míseros pesos y quedar cautivos del voto.
No prestamos mucha atención o no nos animamos a denunciar la verdad sobre las prestaciones de salud a la población que en su gran mayoría no cuenta con Obra Social o Coseguro que la proteja y ello ocasiona que los Hospitales públicos están colapsados. Pues bien, en los números, eso no se dice y tampoco se publican datos confiables sobre la realidad del sistema destruido.
No debe haber peor delito moral que acostumbrarse a lo malo y aceptarlo como si fuera bueno. Ya nadie puede esconder que de cada mil (1000) niños que nacen en Argentina, 20 mueren por diferentes motivos (que en la mayoría de los casos se generan a partir del embarazo, ausente de controles).
La Organización Mundial de la Salud ha emitido un informe alarmante sobre la desnutrición en el mundo, algo que por no ser exclusivo de nosotros, tampoco nos puede llenar de orgullo.
Reconociendo que existe el flagelo, también debemos aceptar que existen responsables tanto en los gobiernos como en los gobernados. Más allá de alterar su humor ante las críticas, desde los estamentos superiores deberían poner en funcionamiento la maquinaria que el pueblo les prestó para solucionar inconvenientes y animarse de una vez por todas a decir la verdad sobre lo que está sucediendo y no llevarnos en plazos breves sorpresas muy desagradables.
Nosotros los ciudadanos también necesitamos realizar una profunda auto-crítica por el comportamiento colectivo y comenzar a cambiar hábitos que muchas veces afectan a nuestros semejantes y digo “colectivo” porque es sabido que hoy son muchos los Barrios en cualquier lugar del país en donde los vecinos ni se saludan habiendo perdido la hermosa posibilidad de formar lo que fue en su origen una “Comunidad” en el sentido literal de la palabra sin mezclar la política en los temas cotidianos.
Argentina ya forma parte de esa inmensa legión de países con alto grado de «analfabetismo» que se puede manifestar de diferentes formas y la prueba evidente está en muchos adolescentes que no comprenden lo que leen en la Escuela (aquellos que asisten aunque cobren la beca) pero saben como se maneja un celular de última generación.
Nos estamos abandonando a la mano de Dios y no veo cambio alguno que nos muestre el camino hacia un nuevo destino, al menos con lo elemental satisfecho. Como ejemplo pequeño y si hablamos de higiene, que mucho tiene que ver con la salud, son muchas las grandes Ciudades del país en donde todavía existen las viejas y muy conocidas zanjas con aguas servidas que los sacrificados trabajadores municipales deben estar limpiando cada tanto para que no se tapen los caños que pasan de un lado a otro, pero que dejan al descubierto la enorme cantidad de viviendas que no cuentan con cloacas, pero igual, sabiendo que todo esto existe, nos llenamos la boca diciendo…”fíjate que mugre hay por todas partes”… y no hacemos nada para cambiar nuestro irrespetuoso y egoísta modo de vida ya que si a nosotros no nos afecta, esta todo bien.
Quizá deberíamos comenzar aceptando que somos “un poco mugrientos” por más que alguno se ofenda.
¿Nos importan las consecuencias que produce esa mugre en la salud de los abuelos, niños, embarazadas? Por lo visto NO, pero SI nos asustamos cuando aparecen casos de enfermedades que habíamos dado por derrotadas hace mucho tiempo y hoy están latentes con el riesgo a veces hasta de matar a alguien.
Todo va de la mano de nuestro comportamiento y reglas de conducta. Observe usted como la Mamá cambia al bebé en la plaza o la ruta y deja los pañales sucios por cualquier parte (total después alguien lo junta) entonces los niños ya se acostumbraron a ese sistema y hacen lo mismo pero con lo que comen, ya sea alfajores, cáscaras de frutas, botellas vacías, etc. y ni hablar de las sucias costumbres de muchos mayores que viajan por la ruta y paran a un costado del camino a “orinar” mostrando su «virilidad», sabiendo que existen Estaciones de Servicio disponibles para hacerlo.
Son muchas las cosas que estamos haciendo mal y lo peor es que sabemos pero se nos antoja y es como una descarga emocional que nos viene desde las entrañas.
Otro ejemplo es el egoísmo de aquellos que ponen el sonido de los aparatos de audio infernales que utilizan sean o no jóvenes, para alegría de sus ya destrozados tímpanos haciéndome cómplice involuntario de algo que NO QUIERO ESCUCHAR.
Existen normas que deben respetarse y para ello las áreas específicas cuentan con los medios legales para sancionar como corresponde a todos los que atenten contra las normas de convivencia, pero no lo hacen.
La verdad es que últimamente no nos privamos de nada. Cuando hace calor tenemos cortes de luz y por ende mal humor, en invierno no tenemos con que calefaccionar la casa por los costos de los servicios de luz y gas o la leña. la mugre que se ve en las calles y en muchos ciudadanos que ya no cuidan su ética y estética con las consecuencias lógicas de contraer cualquier tipo de enfermedades, sumado a ello que no han desaparecido las epidemias del dengue y otras que se van sumando.
Si preguntamos por la desnutrición nos responden con… “Estamos trabajando para solucionarlo, articulando medidas”(?) hace 100 años se escucha lo mismo, pero en el otro extremo y para que nadie piense que estamos mal, nos ofrecen «Diversión gratis para todos» Futbol, automovilismo, TV digital, Preservativos, la cuna y souvenir para las niñas embarazadas cuyo costo es 4 veces mas elevado que en Finlandia y “ que la pagamos todos”.
No pensar en todos estos temas…”También es irresponsabilidad Ciudadana”, después no habrá lugar para quejas.
“Es difícil crear ideas y fácil crear palabras; de ahí el éxito de los filósofos”. André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556