Por Henry Valdez Montero, M.A.
En estos tiempos modernos, donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres, existe una gran desigualdad social y económica, producto de la mala distribución de las riquezas en términos generales. Se considera a una persona o familia pobre a aquella que no cuentan con el monto necesario para sus necesidades básicas y que no tiene satisfecha la canasta esencial por persona.
Otra de las tantas maneras existentes de identificar hogares pobres es con el cálculo de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), el cual identifica como pobres a aquellos hogares y personas que no pueden satisfacer sus necesidades de vivienda, educación, acceso a agua potable y servicios sanitarios, entre otras.
Los mapas de pobreza, los servicios sociales de la presidencia y todos aquellos programas para combatir ese mal, deberían de utilizarse para la focalización y concentración del gasto público a favor de la masa desposeída, estas herramientas ayudaría al gobierno y las autoridades competentes a ubicar donde se concentran las poblaciones en condiciones económicas más desfavorables y que son más vulnerables al alto costo de los servicios y la canasta familiar, lo cual permite formular políticas económicas y sociales más eficientes y que verdaderamente lleguen a los más necesitados.
Según el Informe de Desarrollo Humano para el año 2000, nos muestra que a pesar de mejoras en algunos sectores y servicios durante las última décadas, la pobreza sigue siendo muy elevada en América Latina, donde más de la mitad de la población Dominicana (46%) es pobre y un (17%) es extremadamente pobres.
El principal reto de las autoridades de turno y los que vendrán en los siguiente 50 años, seguirá siendo enfrentar la pobreza, para lo cual se necesitan más y mejores propuestas de desarrollo de la población en general y los diferentes sectores productivos del país en corto, mediano y largo plazo, buscando crear las condiciones políticas, sociales, económicas y ambientales, que permitan a los dominicanos no solo salir de la pobreza sino contar con las oportunidades de escoger su propio proyecto de vida y forma de producción económica que más le convenga y de mayor provecho tanto propia como de los suyos y su entorno.
Los estudios estratégicos, las ayudas de las autoridades en servicios sociales y la creación de las fuentes necesarias para mejorar la calidad de vida de una gran parte de los dominicanos en pobreza y en pobreza extrema, deben trascender más allá del gobierno de turno, se deben elaborar tomando en cuenta las opiniones de la población, los sectores productivos, las asociaciones de profesionales y la voz del pueblo.
Felicitamos el esfuerzo que han realizado las autoridades presente y otras que han pasado en la creación de programas especiales de ayuda y socorro en las necesidades básicas, como son alimentación y salud, pero que no llenan del todo las expectativas de un pueblo que se hunde en la pobreza y los servicios son cada vez más caros y difíciles.
Sería mejor crear las condiciones para que cada dominicano en edad y capacidad productiva pueda ganarse la vida por medio de las fuentes de empleo creadas por las autoridades y los medios en que puedan desarrollar su vida dignamente.
Creo que en vez de regalarle tarjetas de solidaridad, bono gas, bono luz y funditas de comida, fuera mejor crear fuentes de empleo, mejor distribución de las riquezas y que en vez de estar esperando doscientos pesos mensuales del gobierno por medio de una tarjeta, mejor sería proporcionar a esas personas un trabajo estable y no darle el dinero ni las provisiones como lo hacen y lo han hechos todos los gobiernos dominicanos.
En conclusión les diría a las autoridades, a los gobiernos y entidades de ayuda y servicios que no le den el dinero, mejor que los enseñen a producir dinero.
Recordando una frase muy famosa que dice “Regálale un pez a un hombre y comerá un día. Enséñale a pescar y comerá toda la vida…”. Todos los gobiernos dominicanos desde que tengo uso de razón y a mi corta edad, han llevado a cabo exactamente estas mismas actividades, regalando “funditas, cajas y tarjetas” para hacer campaña proselitista, lo que lamentablemente a los que la reciben les hacen más mal que bien, tanto a ellos como a este país el cual es eminentemente pobre.
Haciendo esto nos hacen un país más pobre y acostumbran a las personas a las funditas y la tarjeta, en vez de proporcionar una garantía laboral y mejor calidad de vida.
«Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida»
El autor es: Mercadólogo, economista y escritor
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