Por Ricardo Bustos
Soy padre de hijos grandes que ya saben lo que hacen, pero aún así no imagino estar en los zapatos de Lázaro Báez, Pérez Gadín, Ricardo Jaime, Cristina Kirchner y todos aquellos que por estos días están desfilando ante la justicia para intentar dar explicaciones coherentes por la enorme cantidad de dinero que han logrado acumular, al punto de contarlo por su peso y no por su valor monetario.
Debe ser horrible ver a los hijos involucrados en negocios poco claros declarando ante un juez por algo que forma parte de una asociación ilícita y de la que ellos son los únicos responsables . ¿Como es posible no se han dado cuenta antes que sus hijos, tarde o temprano, también serían indagados llegado el caso de avanzar las investigaciones que caían de maduro, iban a llegar al estado en el que hoy el país entero está presenciando por las pantallas del televisor?.
Aún recuerdo cuando nuestra ex-casi reina gesticulaba ante los chicos de La Campora en un acto por cadena nacional… «ahora vamos por todo»… como si ya no hubieran ido por todo lo que les venía en gana y quedara algo por apropiarse.
Es tragicómico el relato pero se negó a entregar la banda presidencial a su sucesor en un acto protocolar y ahora los miembros de lo que parece ser «su banda» están al borde de entregarla a ella a la justicia si declaran toda la verdad.
Ante este tipo de situaciones, siempre la opinión pública se encuentra dividida y mucho mas aún a pocos días de las elecciones que llevaron a la derrota a una agrupación política (ni siquiera un partido con sello histórico) que creía podía seguir gobernando a su antojo a toda una nación, a la que llevaron confundida a los límites de la degradación social y económica con dádivas y mentiras, dejando temerosos a los pobres e ignorantes que fueron capaces de «producir» en 12 años de engaños y mentiras, con un relato que hoy todos conocemos y estamos pagando los costos.
Las redes sociales estallaron y podemos ver desde lamentos hasta bromas por lo que está sucediendo pero aún así, quizá debemos verlo como algo positivo porque representa el despertar de una sociedad que estuvo anestesiada y lentamente va volviendo en si.
Los viejos dirigentes, socios políticos en ideas y actitudes, están preparando manifestaciones públicas para defender a su líder cuando llegue el día de prestar declaración en tribunales y vemos que no han escarmentado. Son los mismos que en la década del 70 hicieron lo imposible por derrotar a un gobierno constitucional que había llevado al General Perón al poder.
No tienen códigos y siguen arrastrando a los jóvenes a una lucha inútil y peligrosa porque hay mucha mano de obra desocupada, de esa que los viejos conocemos, de un lado y del otro como para que esto no termine bien si por casualidad alguien intenta hacer algo por las suyas. Creo que somos muchos los que tenemos memoria y para nada estamos de acuerdo en volver a vivir aquellos tiempos.
Luis Barrionuevo, el mismo que ahora está por unirse nuevamente con Hugo Moyano y Miguel Caló, dijo alguna vez… «muchachos… si dejamos de robar por dos años salimos adelante» palabras mas o menos pero con esa idea hoy vemos que no alcanzó con 12 años para cumplir ese deseo sindical.
En lo personal y estando lejos de cualquier idea extrema puedo decir que estoy un poco cansado de ver y escuchar a los políticos mirando siempre para el pasado hablando de los golpes, los derechos humanos para un solo lado, dejando de lado a quienes hoy están padeciendo problemas muy graves con su salud, alimentación, seguridad y edad avanzada o menores que no cuentan con las necesidades básicas cubiertas. Los derechos humanos parece que ni saben que existen en nuestra querida argentina millones de ciudadanos abandonados a la mano de Dios.
Es bueno reconocer la labor que en su momento desarrollaron las organizaciones de «aquellos» tiempos siendo protagonistas de la defensa de los derechos humanos, pero ahora llegó el momento de blanquear la situación política de esta etapa democrática y su accionar dentro de la política partidaria, algo que no se puede aceptar si es que damos crédito a los verdaderos derechos humanos para proteger a los argentinos. Los que estuvieron involucrados en luchas armadas políticas, en su gran mayoría ocupan bancas en las Legislaturas nacionales o provinciales y formaron parte de la gestión anterior y la presente así que mal pueden opinar criticando un presente del que también son protagonistas.
Como hombre que ya «dobló el codo», hoy solo pretendo que en mi país se hable de crecimiento, inversiones, progreso, y guardar la historia en mi ser como una experiencia de vida que nos haga pensar en algo mas grande como nación, dejar de mirarnos todos los días la pelusa en el ombligo y de una vez por todas subirnos al tren de la verdadera victoria como nación sin ninguna guerra por medio.
Quizá algún día se terminen las reelecciones y no nos obliguen a votar todos los años con listas en donde se incluyen muchos punteros a quienes no le conocemos el presente, por lo tanto mucho menos el pasado. Los argentinos somos diferentes al resto de los ciudadanos del planeta pero iguales a la hora de reconocer nuestros errores.
«Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida». San Agustín (354-430) Obispo y filósofo.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556