Por Ricardo Bustos
A la vuelta de la esquina, ya están preparados los padrones, las urnas y las Escuelas para que todos los argentinos en condiciones de emitir su voto, puedan una vez mas, confiar en las agrupaciones políticas que deberán cuidar los bienes del Estado….nuestros bienes. Hoy mas que nunca, se imponen la reflexión y la memoria en este nuevo intento por mejorar la situación social, económica y política, algo que no hemos podido concretar en los últimos 30 años.
En la vida, todo tiene un origen y final. Hemos sido dotados de inteligencia que algunos aprovechan más que otros, pero en el balance, cualquiera sea la raza, color de piel, religión o ideología política, vamos todos por el mismo camino hacia un final anunciado biológicamente. En ese recorrido, unos pierden la memoria y otros, mantenemos vivas las neuronas de la mejor manera posible.
Si de memoria se trata, las reflexiones sobre lo acontecido en los últimos 20 años de trajinado andar como país, tenemos historias que se enlazan permanentemente con el presente y nos están impidiendo dar el salto tan necesario hacia el futuro.
Mayo del año 2012, gobernaba Argentina, una Sociedad Anónima camuflada debajo de escudos institucionales de partidos políticos, pseudo representantes políticos de los ciudadanos que los votaron, dirigentes sindicales comprados por ese mismo poder político, organizaciones sociales nacidas al amparo de dádivas a las que llamaron «subsidios» que aún hoy existen, una juventud confundida que solo veía la fiesta interminable y nadie podía hacerles entender que la vida pasaba por otro lado y la ruptura en el tejido social con el fanatismo ideológico impuesto desde la primera magistratura de la Nación con sus discursos televisivos densos, irrespetuosos y descalificadores de aquellos que no coincidían o aceptaban esa manera de gobernar.
La escena siguiente, transcurría en un país africano cuyo atractivo para la economía argentina era escaso o nulo. Angola, cuyo gobierno en ese momento estaba formado por la familia Do Santos, funcionaba como una dictadura encubierta hasta que en 2017 perdieron las elecciones a manos de Joao Lourenco.
La señora presidente a quienes algunos dieron en llamar, por que así lo dijo ella en la universidad de Harvard, «abogada exitosa», bailaba al ritmo de los tamboriles e insistiendo en sus declaraciones sobre las raíces afro en el Río de la Plata, durante el homenaje que rindió a las mujeres angoleñas que dieron su vida por la independencia de su país, un país que en el momento de la visita presidencial argentina, no tenía nada de independencia y mucho menos para quienes debían convivir con la pobreza y la miseria a la que los llevó el segundo presidente en la historia de Angola desde hace 37 años.
Durante su segundo día de visita oficial a Angola, la arquitecta egipcia, danzó junto a las mujeres angoleñas ritmos tradicionales africanos y quizá sin pensar en lo que estaba diciendo, se le escapó un ..«Me gusta más que el tango, me encanta el candombe…algo hago de candombe y me muevo, hoy me moví con las mujeres angoleñas al ritmo del candombe», y de inmediato precisó que en la Argentina las murgas «son muy típicas de la ciudad de Buenos Aires y de la ciudad de Montevideo», (obviamente confundiendo la nacionalidad de las dos orillas) y que reconocen «un origen en sus tamboriles, en sus movimientos y en sus danzas de clara pertenencia y origen afro».
Hasta aquí todo bárbaro, olvidó su investidura presidencial que nos representaba a todos, por el desenfreno en la alegría demostrada con su negro luto en la ropa pero no en el espíritu y eso no era malo (lo del luto claro). Algo que no gustó mucho por nuestras costas es que para ella, un poco más nos dijo y les dijo a los angoleños que a todos los argentinos nos gusta la murga callejera como a Ella que le encanta, agregando que aquí bailan y cantan, saltan al ritmo del candombe y precisamente como se mueven “ustedes los africanos, no como nos movemos los argentinos y los rioplatenses, que tenemos eso del tango un tanto nostálgico» (somos unos amargados faltó decir). En ese sentido, comentó que a su esposo, «Néstor (Kirchner) no le gustaba mucho el tango porque decía que era triste, a él le gustaba todo lo que era movimiento».
Y ahí otra vez le di la razón… Néstor, Cristina y todo su equipo de colaboradores políticos y aplaudidores, nos acostumbraron a bailar el candombe en toda su gestión.
Mientras tanto, como no soy vidente y además nadie me dijo nada al respecto, me quedaré con las ganas de saber cuál fue el motivo que en aquel momento del año 2012 impulsó con tanta vehemencia este viaje de la señora presidente a un país que está en las antípodas del nuestro en todo sentido… más aún en los Derechos Humanos que allí si es un “candombe”.
Recuerdo que en ese momento, nos quedamos sin presidente y Vice porque, casualmente, Boudou viajó a Suiza, en la misma fecha.
Pasaron los años y la película que estábamos viendo en la pantalla gigante, se convirtió en una pesadilla para los protagonistas. Uno tras otro, fueron incorporados a la lista de corruptos «acusados detenidos» la mayoría de los cerrajeros del poder, aquellos que tenían las llaves de todas las cajas que producían dinero oscuro que al día de hoy no se sabe donde está. Atrás quedaron los De Vido, Cristóbal López y toda la mafia que, en complicidad con la jefa de la Sociedad Anónima, nos dejaron ese gusto amargo por el fracaso de nuestras decisiones.
“Como a nadie se le puede forzar para que crea, a nadie se le puede forzar para que no crea”. Sigmund Freud (1856-1939) Médico austriaco.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556