Por Miguel Recio
«Gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución mantiene a la población en vilo», Ezra Pound (Crítico y poeta estadounidense).
Los recientes problemas que ha generado el hecho de presentar espectáculos nocturnos en el teatro Nurin Sanlley, infraestructura esta, que en función del rescate y restauración de lugares públicos nadie le discute al actual sindico del distrito nacional Roberto Salcedo, lo ponen en una posición delicada al enfrentar la situación por la que atravesaba el viejo jardín zoológico del distrito y convertirlo en un hermoso parque para que muchos capitaleños lo utilicen para recrearse, o sencillamente para descansar en su interior.
Resulta que toda obra de bien a veces conlleva un mal a la ciudad, sea este el que sea, y si se crean problemas, deben revisarse de forma imparcial, fría y con una objetividad absolutamente desprendida de todo tipo de pasión personal.
En este caso en particular, el teatro que se construyó allí se ha constituido en una verdadera pesadilla para los que viven en el entorno del parque, llevando a los ciudadanos que protestan a crear una lucha pública y participativa a un nivel tal de que hasta el ministerio de medio ambiente (midiendo decibeles por doquier) ha tenido que intervenir por la contaminación que representa el ruido que se escenifica allí cada vez que presentan un show artístico, para adultos dicho sea de paso.
Pero si mal no recordamos, Nurin Sanlley, que Dios la tenga en un teatro celestial lleno de ángeles infantes, se especializo y fue una de las mejores artistas en espectáculos innovadores y muy a la vanguardia, para niños. Creó un personaje que hizo historia y hasta de esa forma la reconocían en todas partes porque sencillamente calo en el alma de los dominicanos, además de que se esforzó por llevar sus espectáculos a un nivel educativo simplemente admirable.
Resulta que el teatro que lleva su nombre debería especializarse en obras infantiles para hacerle honor en verdad a lo que fue esa gran artista que por cierto lleno un vacío que hoy en día existe porque los niños no tienen muchos atractivos en esta ciudad.
Los espectáculos infantiles se realizan en las tardes y estamos seguros de que no molestarían al medio ambiente que rodea al teatro.
Hace un tiempo que reflexionamos sobre el estado deteriorado en el que se encuentra el gran teatro AGUA y LUZ, el cual se debate entre la vida y la muerte definitiva, porque en cualquier momento se le ocurrirá a alguien que ese monumento histórico se tiene que demoler. Así de simple.
Esas son las grandes ideas que se le ocurren a algunos hipócritas que por el hecho de que esa edificación fue construida por Rafael Leónidas Trujillo, piensan debe ser destruida así como lo hicieron con otras en San Cristóbal.
Hipócritas de pacotilla repito, porque si vamos a condenar al teatro AGUA y LUZ al deterioro mas vergonzoso, teniéndolo como un retrete rodeado de prostitutas y talleres de chatarras, para contemplar su demolición porque fue construido por el dictador, entonces el palacio presidencial y el palacio de bellas artes deberían correr esa misma suerte y sin embargo no son pocos los dominicanos, entre ellos nosotros, que llevan a los turistas a ver el magnífico palacio en donde tiene su oficina el presidente de la república.
Así como remozaron el parque Eugenio María de Hostos, obra realizada por el mismo gobierno de Trujillo, deberían reconstruir con todo su esplendor, y hasta modernizar al teatro AGUA y LUZ colocando allí algún tipo de cobertura o techo movible de manera tal de acondicionar su estructura y presentar esos espectáculos molestos en las noches para el Nurin Sanlley.