Por Ricardo Bustos
No pretendo que los funcionarios gasten dineros del presupuesto para comprarse alguna vestimenta decorosa, pero si que tengan un poco de respeto hacia el cargo que ocupan en la función pública. Hoy parece que es una moda presentarse en un acto institucional de inauguraciones, firmas de convenio o recorrida por algún barrio de cualquier ciudad del país vestidos como «zaparrastrosos» (harapientos), quizá queriendo demostrar a la sufrida sociedad que Ellos utilizan ese tipo de ropas para tratar de equipararse con quienes gobiernan y seguramente piensan que la gente es estúpida.
Como ejemplo este no solamente es el caso de los políticos y es probable que hayan «copiado» algo que todos sabemos y es el caso de los gremialistas, quienes siempre utilizan camperas de cuero o de última generación en las grandes ciudades europeas para que los trabajadores crean que son un obrero mas y eso está muy lejos de la realidad.
Por estos días, en los que el gobierno nacional está tratando de tapar agujeros por todo el país, es muy común ver a gobernadores o intendentes en diferentes reuniones con funcionarios de todos los niveles tratando temas de actualidad y allí es donde estamos observando la falta de prolijidad de los nombrados porque empiezan alejándose del traje y la corbata y terminan sin afeitarse, todos despeinados con su ropa arrugada y una falta de respeto absoluta hacia quienes representa.
Se dice que «la mujer del Cesar además de ser, debe parecer la mujer del Cesar» y esto va para los gobernantes que tratan de hacer creer a la mayoría del pueblo argentino que está en situación difícil por la falta de responsabilidad política de quienes fueron y en muchos casos continúan siendo responsables de la economía y desarrollo de las comunidades.
Utilizar vestimenta deportiva no los hace mas buenos ni parecidos a la gente que gobiernan y no los vamos a mirar con otros ojos, es mas, nos importa poco como se visten, pero a Ellos si debería importarles.
Como muestra basta un botón y aunque no mencionemos de quien se trata, es intolerable que un gobernante asista al acto de ingreso de cadetes de policía en una provincia vestido con zapatillas, vaquero de jean y una campera (muy moderna de esas que parecen tablas de lavar), mientras quienes le acompañaban en el palco estaban de traje y corbata o el caso de un intendente de una capital de provincia, homenajeando a la Escarapela nacional en su día, izando la bandera y vestido con un pantalón de jean y pullover, mientras le exijen a los docentes y alumnado que asistan con el delantal blanco inmaculado.
En mi caso, fueron muchos los años que desempeñé mis tareas profesionales en el ámbito del Ceremonial y Protocolo y no se me cruzaría por la cabeza pensar en semejante forma de faltar a las investiduras desde la actitud del propio funcionario, pretendiendo luego que la gente los vea como personas que cumplen con las normas.
Debemos terminar con la forma de equiparar a unos con otros buscando la escalera que nos lleve al sótano, no puede ser que todavía existan funcionarios que se comen las «s» o que digan «fulbo» cuando hablan de Boca o River.
Hay muchas maneras de actuar de manera semejante a la nuestra, los que formamos parte del pueblo y es la de no robar, alejarse de la corrupción, ayudar a quien necesite los servicios del Estado y pensar mas en la gente que en las roscas políticas.
Algún día, cuando pase el tiempo y ya no puedan caminar por las mismas veredas que lo hacemos nosotros, se darán cuenta que hay otra vida, ni mejor o peor, pero absolutamente diferente, real, con mucha angustia cada vez que no podemos solucionar problemas que para la dirigencia son comunes pero para nosotros significan un puente muy largo que no podemos cruzar a pesar de todas las promesas que nos hacen desde el otro extremo.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556