Por Rafael B. Díaz Álvarez
El interés nacional es un tema que no pierde vigencia; aflora con fuerza cada vez que se presentan conflictos internacionales, en períodos electorales buscando descifrar las prioridades de los partidos políticos, o por ciudadanos o grupos que difieren de las
posturas que adopta el gobierno de turno ante situaciones que afectan un país e involucran otro u otros Estados.
Desde un punto de vista etimológico, podemos definir interés, como una preocupación natural y/o general, como tener un derecho objetivo sobre algo. La Real Academia Española provee significados como utilidad, provecho, conveniencia o beneficio en el
orden material o moral, entre otras definiciones. 1
En la política exterior, el término interés está subordinado a lo nacional, condicionando su significado. En este caso particular nos interesa lo nacional, a diferencia de lo extranjero, lo que atañe a un país en particular, que por razones de coexistencia, puede o está en contraposición con los intereses de otra nación.
El interés nacional, puede definirse genéricamente como la defensa y promoción de objetivos naturales y esenciales de un Estado en las áreas políticas, económicas, sociales y culturales. Nos auxiliaremos de opiniones formales de académicos quienes asignan un peso específico a su definición.
El interés nacional esencial, según Herrero de Castro, sería «garantizar la supervivencia, seguridad del propio Estado y la defensa de su población. Inmediatamente después cabría situar la búsqueda de poder, riqueza y crecimiento económico. Todo ello, por sí mismo y para servir a la satisfacción del nivel esencial». 2
1 https://dle.rae.es/interés
2 Herrero de Castro, R. (2010). El Concepto del Interés Nacional. Monografías del CESEDEN .
El diplomático y académico argentino Carlos Ortiz de Rozas, referencia a Frederick Hartman quien precisa los intereses nacionales como «… las cosas que los Estados tratan de proteger o conseguir frente a otros Estados… son vitales los intereses por los cuales el estado está dispuesto a luchar mientras que para lograr los secundarios acude a otros medios que no involucren la violencia…». 3
Para Manfred Von Wolff, el interés nacional puede ser identificado de una manera distinta: ¨… Una tercera perspectiva para la discusión del interés nacional consiste en especificar determinados valores como criterios de evaluación de políticas concretas. El primero de esos valores será … la supervivencia o conservación de la comunidad
política…¨. 4
Estas definiciones nos traen cuestionamientos, y nos llevan a hacer observaciones importantes sobre los intereses nacionales de un Estado en particular. Identificaremos tres atributos constitutivos de los Estados para analizar bajo premisas concretas las implicaciones del mismo; las categorías que analizaremos son: territorio, gobierno, y ciudadanos que lo conformen.
La primera categoría de un Estado es su territorio; el espacio físico tangible, con limites definidos y aceptados por los Estados colindantes. Esta frontera física, tanto terrestre como marítima, distinguirá lo nacional de lo extranjero. El ¨Interés Nacional¨ se preocupará por los acontecimientos, objetivos, problemas, modus vivendi de los nacionales que residen desde la frontera hacia lo interno.
La segunda categoría es el ¨gobierno¨, llámese a la autoridad que dicta las normas que rigen el comportamiento aceptable dentro del espacio del Estado. Las autoridades son el resultado del devenir histórico consentido por los habitantes, sean estas representantes de un poder divino, elegidas por sufragio universal, conquistadas con la fuerza de las armas, o impuestas por otros Estados con superioridad militar o económica para hacerlo.
3 Ortiz de Rozas, C. (01 de 01 de 2010). El Interés Nacional. 7. (A. N. Políticas, Entrevistador) Buenos aires: Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
4 Von Wolff, M. W. (2010). El Interés Nacional. Texto Docente de Política Internacional (pág. 10). Santiago: Universidad Católica de Valparaiso.
La última constante a analizar son los nacionales del Estado; la nacionalidad regularmente se define por parámetros jurídicos que oscilan entre derecho de sangre, derecho por suelo, o por nacionalización vía procedimientos legales. Los nacionales que conforman el Estado, la comunidad política de acuerdo con Von Wolff, dictan los intereses refrendando leyes presentadas por el aparato de gobierno.
Una particularidad de la comunidad política es su diversidad, pues pueden ser plurinacionales, hablar múltiples lenguajes o multiétnicas, como es el caso de varias naciones europeas. Cabe destacar también las diferencias en el poder adquisitivo individual, además de creencias religiosas, preferencias sexuales, etc. Sin embargo, dichas diferencias no eliminan la identidad nacional, o el sentido de pertenencia a un Estado en particular.
En las interacciones entre Estados, sea esta en foros multinacionales o bilaterales, cada Estado, representado por su Embajador, Ministro de Exteriores, Presidente u otra autoridad investida para representarle, negociará y velará por hacer valer sus intereses, o aumentarlos. Sin embargo, no podemos olvidar que las diversas diferencias en la comunidad política, que influirán en los intereses de los representantes, pueden estar contrapuestos a otros grupos nacionales de poder.
La generación de riquezas, crecimiento económico, seguridad social, y otras variables que incrementan el bienestar social y la satisfacción personal, considerados intereses secundarios, sirven de argamasa para solidificar el interés vital de conservar el Estado, como figura jurídica viable. La responsabilidad de los gobernantes, quienes fungen de árbitros sociales, es mantener la continuidad de la polis, y aproximar el resultado de sus negociaciones sobre los intereses secundarios a la voluntad de sus nacionales.
Las asimetrías existentes en la comunidad internacional, y el cambio constante de las prioridades individuales auguran que el interés nacional, sea este un interés vital o de supervivencia del ente político, o secundario, como el mantener una identidad religiosa, sociocultural o de otra índole, será un blanco en movimiento. Esto nos obliga a preguntamos:
¿Tiene el Estado la capacidad plena para defender y mantener sus fronteras?
¿Representan las élites de poder la voluntad de la comunidad política?
¿Siguen los gobernantes de turno una política de Estado mancomunada y proyectada a largo plazo
al negociar en el plano internacional?¿Permean los intereses de grupos minoritarios étnicos, culturales, religiosos las agendas nacionales?
Las respuestas a estas preguntas pondrán en evidencia la capacidad de un Estado particular para solventar sus intereses nacionales.
El autor es: Diplomático, economista y politólogo de formación, egresado de la Universidad Pace de New York y Magister en Derecho y Relaciones Internacionales
rafael.diaz@bitacoradiplomatica.com