MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
Cuando un hombre tiene dignidad, sobre todo si también es el presidente de un país que se precia de ser parte de la órbita del sistema democrático actúa de cara al sol en lugar de pretender que el calor de sus rayos no lo toque; a sabiendas de que eso es poco menos que imposible.
Esa podría ser la situación de quien según muchos ostenta la primera magistratura del Estado de manera ilegítima, y que sin recato alguno se empecina en querer demostrar que los teóricos del arte de gobernar, como José Martínez Ruiz (Azorín), Nicolás Maquiavelo y Baltazar Gracián, entre otros, son únicamente eso: pensadores ilusos con los pies en la estratosfera. O sea, que el “non plus ultra” de la praxis es él; “el papaupa de la matica” en buen dominicano.
Sin embargo, si es que se tiene alguna duda sobre su capacidad para manejar la información de forma mediática es ilustrativo recordar que en la vida pública del señor Danilo Medina hay un accidentado prontuario de actitudes que hasta Joaquín Balaguer, se hubiera sonrojado.
“El que coincide con el contrario tiene que revisarse”, reza una de las divisas conceptuales del credo marxista-leninista. Mas ese no es el caso de quien esto escribe, en tanto combatí, combato y combatiré siempre lo que representó, representa y representará para el porvenir de la patria la convicción ultra conservadora del ilustrado dictador de Navarrete.
Ahora bien, eso no quiere decir que por mezquindad a ultranza uno no tenga la nobleza de reconocer alguna virtud en quien sus hechos tildan de vil y perverso; pero esa no es la inquietud que motoriza este escrito.
Es en realidad tratar de adivinar sin ser oráculo, cómo Danilo podría salir airoso de una situación tan delicada, después de lo que ha venido ocurriendo en los otros países involucrados en el macro-escándalo de sobornos de la brasileira mega constructora Odebrecht. Sólo si lo cuidara un Santo, y hasta para los devotos la santidad anda de vacaciones…