Por Ricardo Bustos
Por estos días en los que toda manifestación pública tiene relación con algún reclamo que puede ser muy justo, encontramos contradicciones que nos hacen reflexionar sobre los verdaderos impulsores que movilizan a mujeres y hombres por las calles o rutas del país, amparados por Organizaciones que dicen ser sociales y Agrupaciones Sindicales que reportan directamente a ideologías o Partidos Políticos casi sin representación en las Legislaturas Nacionales, Provinciales o Municipales.
En base a lo que vemos y escuchamos en nuestra cotidiana costumbre de informarnos, leemos a Roberto Reyes Gamez en el Blog «KIEN BLOGUEA» de Colombia. Es Psicólogo especialista en Paz y Desarrollo Territorial y Gestión Humana por competencias, con estudios en Intervenciones Psicosociales y Psicología Jurídica, con experiencia y conocimientos en docencia universitaria, intervención psicosocial y derechos humanos, así como en diseño y ejecución de proyectos sociales, investigación y manejo de grupos poblacionales diversos, tales como; Niños y Niñas, Mujeres, Victimas del conflicto armado en Colombia, personas en situación de desplazamiento, desvinculados de grupos armados ilegales, contraventores, niños, niñas y jóvenes en conflicto con la ley o en situaciones de abandono o de vulnerabilidad, afrodescendientes, etnias indígenas.
Autor de varios textos relacionados con la Intervención Psicosocial a poblaciones vulnerables, principalmente con víctimas del conflicto armado, desmovilizados y desvinculados de grupos armados ilegales en Colombia, menores contraventores e infractores de la ley penal colombiana. Conferencista nacional e internacional en temas relacionados con conflicto armado e intervención psicosocial en escenarios de conflicto y post conflicto.
En Colombia, como en algunos países en Latinoamericana, se ha generado un curioso fenómeno desde hace varios años, en el que las ideologías se han terminado convirtiendo en movimientos no basados en ideas sino en personas, lo cual nos ha llevado a cruzar el absurdo límite del fanatismo sectario que dista de lo político y se acerca más a lo religioso. De esta idea podemos ver claros ejemplos en Latinoamérica, como lo ocurrido en Argentina con el Kirchnerismo, que en su momento surgió como parte de los seguidores del fallecido presidente Néstor Kirchner y que luego fue retomado por su esposa Cristina Fernández de Kirchner, aunque su movimiento político, surgió de otro también basado en personas y no en ideas, como lo fue en su momento el Peronismo (fundado por la familia Perón), que en realidad se había fundado como partido laboralista y que aunque fue derrocada dos veces por golpes militares y logró hacerse más de nueve veces al poder en el país austral y perdurar hasta que fue desplazado finalmente por el Kirchnerismo.
En otras latitudes han ocurrido fenómenos parecidos, siendo el más claro quizá, el de nuestros vecinos venezolanos; el movimiento “Chavista” fundado por el fallecido líder venezolano y ex coronel Hugo Chávez, fundó su partido Bolivariano basado en las ideas de Bolívar, pero inspirado en personajes como Marx, Lenin, El Che y Fidel Castro.
Sin embargo, y aunque su ideología presentaba una mixtura de diferentes planteamientos, principalmente de la izquierda dura mundial, las ideas del ex presidente Chávez, lograron influenciar de tal manera al pueblo venezolano, exaltando valores como el nacionalismo extremo, a tal punto que le fue fácil acuñar el término y lograr convencer al mundo de la existencia de esta otra ideología basado en una persona, mutando incluso a otra categoria incluso mayor, a la que el Senador Uribe tuvo a bien llamar “Castrochavismo”. Ha sido tal el convencimiento de este tipo de ideologías basadas en personas y no en ideas, que en algunos casos (como el venezolano), que dichas ideas se han sostenido pese al fallecimiento de sus líderes, manteniendo viva la imagen de su líder, aunque la inmensa mayoría de personas desconozcan su verdadera ideología.
Colombia, no está alejada de ese fenómeno, acá en nuestro país contamos con fenómenos interesantes como el Uribismo, que básicamente es otra ideología basada en personas y no en ideas, hablar del uribismo es indefectiblemente hablar del Expresidente y ahora Senador Álvaro Uribe Vélez, quien enarboló en su momento las banderas del liberalismo, fue tanto el fanatismo generado en sus seguidores, que terminó levantando sus propias banderas con sus propios seguidores, quienes han mostrado en todos los escenarios que siguen es a la persona y no a las ideas, las cuales en muchas ocasiones, ni siquiera las tienen claras, es decir, termina siéndoles indiferente lo que su líder les manda, sea coherente o no con sus ideas de base, ya que no son las ideas las que los mantiene cohesionado, sino la simple imagen de su líder.
Todos estos movimientos tienen algo en común y es justamente el tratamiento como religión de sus seguidores, que, aunque su líder se contradiga en sus propias ideas, sus fieles seguidores se mantienen en su fanatismo, incluso justificando sus acciones como necesarias. Es por ello que no es raro encontrar imágenes como las del expresidente venezolano o “Comandante Eterno”, como le llaman, entre las imágenes religiosas, comparándolo incluso con Jesús y dedicándole el famoso “Padre Nuestro Chavista”, que en su primera parte reza: “Chávez nuestro que estás en el cielo, en la tierra, en el mar y en nosotros, los y las delegadas, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu legado para llevarlo a los pueblos de aquí y de allá (…)”.
Caso similar el colombiano, todos recordarán el famoso cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, modificado con el rostro del Expresidente y el cual terminó siendo atenuado por sus seguidores, quienes lo consideraron como un simple acto de amor por su líder y terminaron no dándole la relevancia que en verdad tenía, este hecho se acentuó además con aquel discurso dado por la congresista Paloma Valencia, en la convención Uribista, en la que lanzó la no tan famosa frase de que “por encima de Uribe solo esta Dios” y que lo comparó como una “luz que apareció en el camino”, comparándolo incluso con el cielo azul, los ríos, las montañas, etc. Misma comparación que como lo contaba Antonio Caballero, en su columna del 13 de mayo de 2017 en Semana, hacían los franceses de la época con Luis XIV, llamándolo “El Rey Sol” o los egipcios hace 3,000 años con Akenatón.
Nada más parecido al fanatismo religioso, ese que ha generado guerras y muertes en la historia de la humanidad, fanatismo que lleva a que sus seguidores pongan su imagen al nivel de deidad, usando apelativos de diversa índole, poniendo su propio bienestar por encima de su apoteosis. El problema definitivamente no es que sus fanáticos quieran endiosar a su líder, el problema fundamental es que como en toda religión, se quiera eliminar a la fuerza a cualquiera que crea en otro “dios” diferente.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556