Por Narciso Isa Conde .
Me refiero al sistema de partidos post Trujillo y especialmente a las fuerzas que desde la continuidad “remozada” de la tiranía, o desde las reformas, se propusieron mantener el orden capitalista en cualquiera de sus modalidades.
El PRSC, expresión de conservadurismo, trujillismo y corrupción, entró en fase de decadencia primero a finales de los 70 y luego en los 90, logrando concomitantemente contaminar al PRD y al PLD (ambos ablandados por la restructuración neoliberal del capitalismo mundial). EL deterioro del PRSC se precipitó con el fallecimiento de Balaguer hasta acercarse hoy a su extinción electoral, absorbido por el PLD.
El PRD exhibió cuatro variantes en su existencia, conservando -con altibajos y degradaciones progresivas- una enorme fuerza política-electoral: 1) el partido liderado por Bosch, 2) el partido con el liderazgo compartido entre Bosch y Peña Gómez, 3) el partido acaudillado por Peña y 4) el PRD sin Peña.
En el PRD sin Peña se aceleró y profundizó la degeneración en marcha y se descarriló su crisis hacia su reciente estallido. Así surgió la empresa política-económica “Miguel Vargas y Asociados”, que con la ayuda de PLD-Gobierno y las flojeras crónicas de sus degradados contrincantes internos, usurpó el nombre PRD y se vendió por cargos y plata. Surge también el PRM, fundado por fuerzas que integraban el PRD sin Peña, incluidas las facciones de Hipólito Mejía y Abinader.
La Compañía Miguel Vargas y Asociados, que se cogió hasta el nombre del PRD, es una empresa rica en dinero y pobre políticamente. Es un grupo electoral en extinción, al servicio del PLD.
El PRD Y el PRSC son ficciones políticas, asemejándose a los grupos satélites que medran alrededor del PLD.
El PRM es un intento de revivir, con otro nombre, el PRD sin Peña, en medio de una enfermedad degenerativa difícil de contener; aprovechando a su favor el fuerte rechazo a la putrefacta dictadura morada, ahora bajo la ya carcomida batuta de Danilo, mezcla de Leonel y Balaguer.
El PLD degeneró a niveles insospechados. Dividido y apandillado seguirá la pendiente de los demás. Su desgranamiento solo espera mayores niveles de impugnación desde las bases de esta sociedad agobiada.
El cuadro es tan patético como los rostros del reparto, alertándonos sobre la trascendencia que tiene el resquebrajamiento y desaparición de este sistema de partidos, la importancia de salirnos de sus trampas y construir nuevas fuerzas transformadoras al compás de una avalancha pro Constituyente que procure cambiarlo todo.
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