MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
El acuerdo a que arribaron el ex presidente Leonel Fernández en su condición de presidente del partido de la Liberación Dominicana (PLD) y precandidato a volver al Ejecutivo, y el Presidente Danilo Medina Sánchez, más que eso, lo que parece es un pacto de sangre a futuro entre dos auténticos capos de la política.
Dos especímenes de la fauna partidista dominicana que sin duda alguna, se formaron de manera aventajada en el arte concupiscente de acumular riquezas originarias sin el menor de los escrúpulos ni el menor riesgo, a sabiendas de que la sombrilla de la impunidad, al menos en el corto plazo, les brindaría su sombra generosa.
Todo fue cuestión de suerte para uno y de saber esperar, como el bíblico Job, para el otro, pero con una grande y significativa diferencia. Mientras el suertudo confundió su buena estrella con la categoría histórica de la casualidad que estableció el alemán Karl Marx, y hasta se llegó a creer un predestinado comparable con Jesucristo y Budas; el paciente, taimado y rejugado en las lizas por alcanzar preeminencia que es Danilo Medina, al punto de que ha transitado el camino de la transmutación de una secta protestante hasta llegar al PLD, no sin antes ser simpatizante y amigo y colaborador del señor Pin Montás, líder histórico del Partido Comunista de la República Dominicana (Pacoredo).
Toda una carrera sociopolítica aguerrida y perseverante en pos de conquistar el Poder; y hasta encomiable, si no hubiese sido con el marcado e innegable propósito de honrar por lo alto y en extrema discreción la imagen real de Nuestra Señora de la Concupiscencia. Es más que evidente: Danilo se hizo arroz para que le echaran manteca.
Las calculadas visitas sorpresas que iniciara en la transición el “agradecido Danilo” por el desprendimiento generoso de Leonel, justo antes de la toma de posesión en agosto de 2012, debieron poner en alerta seria a los estrategas leonelistas sobre lo que estaba ya en la agenda del próximo Presidente.
Pero no, se creyeron blindados con la imposición de Margarita en la vicepresidencia, sin pensar siquiera que la emperifollada damisela, consorte del hoy ridículo ex- presidente, estaba única y exclusivamente en lo suyo: Agregándole números a la derecha a su hace tiempo acumulada fortuna ¡Carajo, cuánta torpeza!
Sin embargo, el diablo también es sabio. Y tiene la costumbre de darle soga a los que presumen de listos, al extremo de que hasta les hace creer que son los detectives de la película, pero, ¡eso sí! jamás les sugiere siquiera que, a veces, cuando uno menos lo espera, de repente, los bandidos se devuelven…