Por Sin Reservas
Es muy triste, lamentable y repugnante que «medios de comunicación» se presten al jueguito de la impunidad, para desviar la atención sobre los asaltos al erario público, haciéndole un flaco servicio a la nación.
Se le prodría pasar a los altoparlantes y belloneras que pululan por doquier, pero a un medio que debería de guardar respeto hacia los demás, jamás tolerarselo.
Realmente lo que denunció Alicia Ortega, en «El Informe» y Marino Zapete, en el «Jarabe de Zapete», son casos muy delicados que deben ser aclarados por los involucrados, y contrarrestar esas graves denuncias con nimiedades que no contravienen en nada los principios, valores y las buenas constumbres es muy bajo y asqueroso, mucho más por un «medio de comunicación».
Lo que se venido debatiendo es, qué ha pasado con los dineros públicos que han administrado nuestros empleados (los pagamos nosotros) y no de que si mi esposa es empleada del Estado, con el derecho que le asiste como ciudadana de este «país», que paga sus impuestos -no igual que todos- porque a César el Abusador» Magín Díaz, no se los cobró.
En este caso, el problema no es si Dorka Quezada Felix, esposa de Marino Zapete, le rinde un servicio o no al país, brindándole su arte como cantante lírica, o que si Alicia Ortega, esto o lo otro.
El problema son los contratos por 11,550 millones para la compra de Cemento Asfaltico (AC-30) y los contratos millonarios suscritos por Gonzalo Castillo, con el Grupo Asimra, SRL, representado por Maybeth Virginia Rodríguez Sánchez, hermana del Procurador General de la República, Jean Alain Rodríguez, y por Massiel Uceta Sánchez, esposa de Hilario Ochoa Estrella, empleado del Procurador, al margen de los requisitos establecidos en la Ley de Contrataciones Públicas 340-06.
Imagen: Dorka Quezada Félix, esposa de Marino Zapete, hace duo con Antonia Chabebe