Por Juan Tomás Valenzuela
Hipólito, pide ahora,
casi 20 años después,
que se diga de una vez
como fue la bataola,
sobre aquella carambola
de esa penca fundación.
Hasta hoy, su construcción
todavía es un gran misterio,
sobre todo en el criterio
del tema de corrupción.
Pa’el año 96
Leonel se movía en cepillo,
y se asoció con los pillos
del grupo de Balaguer,
llegando pues, al poder
de manos estos tunantes
y al salir, este bergante
construye una fundación,
en una edificación
totalmente exuberante.
Sin un kikí en los bolsillos
Leonel, llegó a presidente
y al salir, toda su gente
lo veía como Caudillo.
El conductor de cepillo
ahora es todo un potentado,
con dinero del Estado,
pues no hay otra explicación,
no era amigo de Rondón,
de João, ni de Conrado.
Más, lo extraño de esta historia
no es la bonanza del líder,
lo raro es que quien la pide,
si no está mal mi memoria,
es aquel que con euforia
dijo que ¡mucho cuidáo!
que Leonel, está apoyáo
y cuidáo quien se equivoca,
que a un exjefe no se toca
ni con agüita e’ meláo.
Cuando Guillermo Moreno
sometió a Leonel Fernández,
Hipolito armó un desbande
poniendo al proceso freno.
Pero hoy, con rostro ameno,
contuberniáo con Danilo,
viene con su tosco estilo,
pidiendo investigación,
cuando el perdió la ocasión
de atraparlo con estilo.
Es muy desafortunada
esta carta de Mejia,
valorando que hoy en día,
él mismo anda en desbandada.
Su lealtad está encausada
hacia el sector de Medina,
pues de forma paulatina
le tira lodo a Leonel.
Si ya no está en el poder,
¿Pa’ que ponérsela en China?
2 agosto 2018