Por Juan Tomás Valenzuela
Toda la caballería
ya estaba en grito de guerra,
solo faltaba la perra
pa’completar la jauría.
Con toda esta algarabía
entre Ozoria y el Estado,
ya había muchos deslenguados
blasfemando contra Dios,
solo a cambio del arroz
que genera el peculado.
Tres diputados, Marchena
y una batata mocana
pifiaban de buena gana
contra la fé nazarena.
La vaca de doña Nena,
que dá mas pena que leche,
con ese estilo campeche
que usa en sus intervenciones,
dedicó sus oraciones
al dueño del guaqueteche.
Ahora nos viene esta loca
a decir que el Concordato
fue el trato entre un avivato
y una religión trastoca.
Parece que ella se enfoca
en el caso pertinente
de que aquí, es al presidente
al qué hay que rendir tributo
y no a este prelado puto
que ha hablado en forma elocuente.
La pérfida sin principios,
comecheque en Minería,
no dijo: “Esta boca es mía”
esa vez que al Arzobispo
se acusó de mama…
y lo protegió el Estado,
apañando al desgraciado
por una fé bautismal,
que le daba el Cardenal
a Danilo y su entinglado.
Esta cáfira Boschista
que nunca creyó en la fé,
se tira con mala fe
contra la Iglesia bautista.
La que fuera carterista
de no ser por esta tregua,
muestra su enojo a la legua
en medio del brete-brete,
pues no solo es el jinete…
también ataca la yegua.
Juan de los Palotes
21 abril 2019