Por Juan Tomás Valenzuela
Pá enviarle un mensaje claro
al burro y a su metresa,
Luis, le mochó la cabeza
al barahonerito avaro.
Ya le apagaron el faro,
antes del toque de queda,
al señor Melton Pineda
como cónsul en Brasil,
pá que ese viejo senil
se vaya a donde no jieda.
Melton, estaba nombrado,
aunque nunca había ejercido,
por ese ungido bandido
que en junio fue derrotado.
Este puerco deslenguado,
de la cuadrilla de Hipólito,
se valió de sus acólitos
para quedarse en Brasil,
cobrando sin asistir,
aunque nos parezca insólito.
Pero lo mató la angurria,
porque a más de una botella,
nombró a su casta plebeya
y esta vaina le dió churria.
Pues el ministro Alcapurria,
al asignarle la escolta,
le provocó que la torta
se le vire de las manos,
y el presidente, de plano,
ya lo puso a soga corta.
No solo echaron pa’tras
la asignación de la Armada,
sino, que fue cancelada
o acción del saltapatrás.
Ahora, ni el bonogas,
le darán a este rastrero.
Luis le quito el botellero,
no solo a él y a su prole,
también le puso controles
al calvo y a su escudero.
Ya aquí es más que consabido,
que la momia de Gurabo,
pretende amarrar pu’el rabo,
a la par con el Ungido,
a los que se han decidido
a cambiar de atrás pá’lante,
este desorden reinante
que gobierna la nación,
apañando corrupción
y otros hechos irritantes.
Juan de los Palotes
7 octubre 2020