Por Juan Tomás Valenzuela
Están llegando vacunas
en forma de donaciones,
de diferentes naciones,
que de manera oportuna,
se han puesto todas a una
en contra de esta pandemia,
sin hacer tanta engolémia
como con las mascarillas,
que el ungido y su cuadrilla
trajeron con la epidemia.
Desde la India lejana,
hoy nos llega un cargamento
de vacunas y de ungüentos
pa’l muermo y la saranana.
A las vacunas cubanas
aún no le han dado el permiso.
Y no es porque Luis, no quiso,
él está muy receptivo,
pero hay un grupo de vivos
qué quiere hace caso omiso.
Las vacunas de la China
son las primas en llegar,
y acaban de vacunar
de manera paulatina,
a doctos en medicina,
también a los enfermeros
y aunque Luis, iba primero
por ser nuestro presidente,
él declinó sabiamente,
como todo un caballero.
Si hubiera sido Danilo
quien recibiera estas dosis,
ni siquiera la alitosis
se curara ese mandrilo.
Se habría quedado tranquilo
repartiéndoles la cura,
a todos los caraduras
que hablan sica en el congreso,
a sus cuñados traviesos,
a João y a Mónica Moura.
A la hija de la Tora
le habrían puesto las dos dosis,
y aunque fuera bajo hipnosis,
a Cáceres y la pastora.
A todas las chapiadoras
nombradas en el estado,
a Temístocles, a Conrado
al señor Ángel Rondón
al procurador hampón
y a los dueños del colmado.
Juan de los Palotes
18 febrero 2021