Por Juan Tomás Valenzuela
El traslado de valores
en la Procuraduría,
no lo hacían en una KIA,
ni en mi vieja Ford Explorer.
Alain y esos malhechores
usaban carros de lujo,
en los que sin más tapujo
que un forraje de vinil,
cambiaba del rojo añil
a un tono negro reflujo.
Cuando había que cargar bultos,
usaban la camioneta,
y cambiaban a jeepeta,
cuando eran sobres ocultos.
Un funcionario faculto,
llamado Manuel Rosado,
le describió al entramado
al fiscal Wilson Camacho,
pues fue frente a su despacho,
que se hizo el desaguisado.
De acuerdo a lo establecido
por los testigos presentes,
los sobres “B”, de oferentes,
eran todos sustraídos,
por un grupo de bandidos
que iban de noche a la sede,
y luego Antonio Mercedes
sustituía el contenido,
con el monto establecido,
de la forma que aconcede.
Alain armó un plan sin fallas
para quedarse con todo,
junto al mudo visigodo
de la familia Vizcaya.
Se pasaron de la raya
con este lío de Medusa,
El ñú encontró la tusa
con la cual limpiarse el…
y aunque yo no lo vincúlo,
esta vez no tendrá excusa.
Juan de los Palotes
13 julio 2022