Por Juan Tomás Valenzuela
Alberto, en Los Alcarrizos,
tá bateando pá 300,
y anda que no cree en cuento
después del último aviso.
Tan solo ayer les dió piso,
entre tantos malhechores,
a tres que rendían honores
al mismo cuerpo castrense,
así que nadie se piense
que eran gente de valores.
La banda desmantelada
a tiros por el Dicrim,
había un socio de Crispín
y dos que eran de Cavada.
No me juzguen, si es errada
la presente información,
pero con la situación
que tenemos de delito,
no duden que estos malditos
sean parte de este crespón.
Asumiendo como válida
esta versión policial,
los tres muertos debían tár
del láo de los caras pálidas.
Por lo mal y por lo escuálida
que ha estado la policía,
gente de poca valía
se ha colado en su interior,
y de hace ser protector
se hicieron “pata podría”.
Se entiende que por el cargo,
el personal de la armada,
lo mismo que el tal Cavada
tienen el pescuezo largo.
Y se siente un trago amargo
que pá la paz ciudadana,
le tengan que dar macana
a la misma intitución,
que se envolvió en corrupción
desde épocas tempranas.
No tarda en salir la gente
de los Derechos Humanos,
a defender sus hermanos
muertos en este incidente.
A Then, qué le haga el frente,
y que cuente con mi apoyo,
porque después de aquel tollo
del señor Guzmán Fermín,
hacía falta un saiyajín
que nos sacara del hoyo.
Juan de los Palotes
15 diciembre 2022