Por Juan Tomás Valenzuela
Las intenciones de Tony,
con esto de los artistas,
muy claro salta a la vista
que no son las de Maconni.
Cuando él repartió los monys
a los del género urbano,
lo hizo lo más humano
que se podía suponer,
y nunca pretendió hacer
de este asunto, algo malsano.
La intención original
fue pagar adelantado
compromisos del Estado
con la clase cultural.
Si algo pudo salir mal,
fue que el total de la lista,
no incluía a los artistas
de temas más culturales,
como los de las Bienales,
de teatro y ensayistas.
No se pensó en su momento,
ni en Cheché, Vinicio Franco,
José Panchón, Pecho Blanco,
el Barón ni en Mala Fé.
Tampoco en Felix Cumbé,
ni el negrito Macabí,
ni en Vickiana, ni Edilí,
ni en mi, ni en La Negra Amara,
nomás en Mozart la Para
y en el pájaro Choguí.
Al camino hacia el infierno,
fue de buenas intenciones
que le hicieron los balcones,
las entradas y los pernos.
Y aunque a mi me vale un cuerno,
el hambre de estos “artistas”
la intención del prestamista,
debo admitir que fue buena,
pero lo que me dá pena
es lo inusual de la lista.
Juan de los Palotes
16 diciembre 2020