Por Juan Tomás Valenzuela
¿Pa’ que sirve el presidente
de un Partido en el poder,
cuando su razón de ser
es la “carrera-cliente”?
¿Para que ser dirigente
de un montón de deshonestos,
si cuando se llega al puesto,
sea por votos o amiguísimo,
solamente el clientelismo
les queda como contexto?
¿Para que sirvió el tratado
de volverme circulista,
si la gleba danilista
tiene todo secuestrado?
Yo hasta me siento frustrado
de tantos años de lucha,
pa’ que un Batman sin capucha
se apodere del Partido,
se haga llamar “El Ungido”
y con su boca de trucha,
atento a lo que se embucha
de un dinero que no es de él,
quiera aferrarse el poder
de manera despiadada,
dando la palabra honrada
como puta de burdel.
Hay funcionarios de quinta,
como quien dirige ONAPI,
que quieren que el “chapi-chapi”
le dé otra vuelta a la cinta.
No se andan a medias tintas
como en tiempos ya pasados,
donde un peledeismo honrado
proponía una solución,
al tema de corrupción
de un trujillismo heredado.
Sucede que el trujillato
disfrazado de amiguismos,
ha tomado al Danilismo
cuál si fuera un decanato.
La caterva de avivatos
qué hay en el peledeismo,
han hecho del clientelismo
su única razón de ser,
aferrándose al poder
por simple canibalismo.
Quien sigue la trayectoria
de Sandy, la de la ONAPI,
recuerda quien era el “papi”
en otros tiempos de gloria.
La conducta migratoria
de no servirle a dos jefes,
hacen de esta mequetrefe
la vil imagen viviente,
del clientelismo indecente
qué hay entre estos peledeces.
La que tildaba a Leonel
de amo y señor de los vientos,
se degrada en su elemento
de chupamedia sin hiel.
Y haciendo lo qué hay que hacer,
para en verdad no hacer nada,
le toca la retirada
al líder que la hizo gente
apoyando a otro indecente
como una desvergonzada.
Juan de los Palotes
12 febrero 2019