Por Juan Tomás Valenzuela
La presencia pornográfica
en la campaña morada,
muestran lo desesperada
de su masa cosmográfica.
Una guerra fotográfica
carente de pundonor,
nos enseñan el pudor
de los actores presentes,
Danilo, el expresidente
y este delfín malhechor.
Poses que sonrojarían
al mismísimo Almodovar,
este par de casanovas
se hacen en bacanería.
Nunca me imaginaría
que el amor al presupuesto,
podría tener tal efecto
en gente que no hace tanto,
decían ser de un camposanto
rebosante de intelecto.
Ver hoy a este ungido puto
manoseándose en tarima,
le bajaría el autoestima
al barón más impoluto.
Pero mientra yo me inmuto
con Danilo y su delfín,
en el otro tarantín
van Leonel y Margarita,
cual novios en una cita,
a comer donde Rapín.
Tal parece en estos tiempos
de dembow y mega divas,
estas conductas lascivas
son el mejor pasatiempo.
Comparar en otros tiempos
la rigidez de Juan Bó,
o al mismo Chichí Bidó
en la Comisión de Ética
a estas conductas frenéticas,
dicen que algo se perdió.
Como aquel beso de Judas
con el que vendió al mesías,
en caravana, esta arpía
vende a la reencarnación del Buda.
Que a nadie le quepa duda
que el apasionado beso,
más que amoroso, es avieso,
es infiel, oportunista,
ventajoso, chantajista,
y también puede que obseso.
Juan de los Palotes
5 octubre 2019