Por Juan Tomás Valenzuela
La vez que el Procurador
ultrajó a Miriam Germán,
frente al viejo gavilán
que era su benefactor,
mancillaron el honor
de aquella prestante dama.
Hoy que es él que está en la rama
donde se posó la jueza,
hablan de «indelicadezas”
y de una terrible trama.
Arrastraron la moral
de la hoy procuradora,
entre Jean Alain, la Tora
y aquel engendro del mal.
Llegaron a mencionar
a un familiar desvalido.
Todo esto, frente a un bandido,
que recogiendo los hombros,
mostró su cara de asombro,
haciéndose el sorprendido.
Miriam, llegó a lamentar
que esto no era doble vía,
al ver como la inquirían
Elvis Crespo y su avatar.
Imprégnando aquel lugar
del fuerte olor, nauseabundo,
de aquel gavillero, oriundo
de un paraje de San Juan,
que hoy se cuece en alquitrán
en el infierno de Cundo.
“Eso no se debe hacer”
les advirtió Oscar Medina,
refiriéndose a la inquina
del procurador aquel.
Ahora, que este lebrel
es que está bajo la lupa,
que la justicia lo escupa
como escupió a la Germán,
que sea o no parte de un plan,
es lo que menos preocupa.
Juan de los Palotes
13 diciembre 2021