Por Juan Tomás Valenzuela
Y se repite la historia
al cabo de 2 mil años,
separando del rebaño
de manera expurgatoria
a un hombre de trayectoria
tán pulcra como Jesús.
Uno que bajo la luz
que irradia el omnipotente,
es más digno y más decente
que un clero que huele a pus.
Expulsaron a Rogelio
solo por seguir a Cristo,
un concilio desprovisto
de dignidad y criterio.
Lo echaron del ministerio
tan solo por dar amor,
por defender con valor
los recursos naturales
de una mafia de fatales
sin prigilio y sin honor.
Una Iglesia salesiana
propensa a la pedofília,
expulsa de su familia
de forma cruel e inhumana,
a un hombre que la sotana
la lleva con mucho orgullo,
que tiende a mi Dios y al tuyo
sus votos de castidad,
con mucho más dignidad
que los congregados suyos.
Estos mismos insolente
que hoy expulsan al beato,
son los que cuando Pilato
vendieron al Dios viviente.
La misma maldita gente
que ha secuestrado la Iglesia.
Los mismos que hoy lo desprecian
por su mensaje de amor,
se asocian a un malhechor
desprovisto de conciencia.